El alcalde de Lucena, Juan Pérez Guerrero, hace el balance de un año muy complicado y no exento de complicaciones también a nivel local.

Al haber sido un año convulso, el balance se llena de contrastes. En el lado más amargo, el de la frustración, estamos obligados a citar las fisuras abiertas en la sociedad por el coronavirus. Nos lega un daño irreparable, representado por el coste en vidas de la crisis, esos 24 lucentinos que arrojan las cifras oficiales, pero también deja enormes grietas en forma de enfermedad y proyectos profesionales parados en seco o entradas en ERTE. En el extremo opuesto, el positivo, también hay motivos a destacar, aunque cueste distinguirlos, para el optimismo. La solidaridad ha brotado a borbotones para tapar las heridas producidas por una pandemia que llegó sin avisar. En primavera, ese sentimiento de ayuda al vecino se representó mediante la confección de mascarillas, batas o pantallas protectoras, la donación de material o la ayuda a realizar las tareas domésticas de quienes se veían debilitados por la enfermedad. Una acción de voluntariado encomiable, altruista y comprometida. Hoy, esa generosidad se manifiesta en la mirada que hacemos al comercio local o en las nuevas apuestas empresariales de nuestro sector industrial, clave en esa lectura positiva que hacemos. Nueve meses después de la parada en seco que sufrimos, ya hemos conseguido revertir algunas estadísticas: por ejemplo, en noviembre se firmaron en Lucena 2.243 contratos laborales, cifra similar a la del mes de febrero y un 15% superior a la del mismo mes de hace un año. Ojalá esta sensación de mejoría pronto se traslade a toda la sociedad, especialmente al sector comercial, hostelero, cultural y feriantes.

Para las administraciones también está resultando un año complicado. No están diseñadas para gestionar situaciones de tanto estrés, de tanta complejidad. Se habrán cometido muchos errores, pero en líneas generales, el nivel de respuesta ha sido acertado, siempre guiados por las recomendaciones sanitarias. Las administraciones, como les ha ocurrido a los propios profesionales médicos, cada cual en su ámbito, también hemos ido aprendiendo de esta crisis del covid sobre la marcha. El despliegue en limpieza de la ciudad y adquisición de material de protección, desde marzo, no tiene precedentes, como la capacidad de respuesta de los servicios sociales, perfectamente complementado por entidades y asociaciones asistenciales que han ocupado un lugar preferente en esa primera línea de reacción. En general, las líneas de ayudas y subvenciones a las familias más vulnerables, especialmente las que quedaron en ERTE o sin empleo, surgieron pronto. Y un detalle más: antes de que acabe el año, en un sistema de trabajo intenso por parte de todas las administraciones españolas, tendremos listo el trabajo de confección de propuestas a financiar con los fondos europeos que llegan para el Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia. En Lucena, optamos con proyectos por valor de 131 millones de euros.

El ritmo de ejecución es el correcto. Pese a la paralización de los plazos administrativos durante el primer estado de alarma, apenas si hemos notado un descenso del ritmo de ejecución. Hace más de un mes comenzaban los trabajos en el Parque Europa. La actividad en Los Tejares y pabellón deportivo del Oeste 1 también se reactivó. Avanzamos sin grandes contratiempos y sabiendo de la exigencia que estas inversiones con fondos europeos nos impone. Pero tenemos experiencia, y le damos prioridad absoluta.

La mirada está puesta, como es lógico, en la crisis sanitaria y en la evolución que pueda tener tanto en Lucena como a nivel general. Cerramos un 2020 donde en Servicios Sociales se han triplicado las partidas iniciales. Con ese escenario debemos trabajar en la planificación del próximo año. Como en todas las crisis económicas, y esta también lo es, los ingresos del Ayuntamiento también se resienten y eso nos obliga a ser más cautos en el gasto. Por otro lado, hay concejalías, como Fiestas o Cultura, destinadas a la promoción de actividades que tampoco pueden diseñarse con un elevado nivel de precisión. Con todo, hay mimbres suficientes para hacer un presupuesto que atienda las inversiones programadas y que cubra el déficit de personal municipal.

De entrada, he de reconocer que el escenario actual, complejo y de incertidumbre, no es el más adecuado para programar el inicio el próximo año de grandes infraestructuras, y un hospital como el anunciado para Lucena lo es por su presupuesto, que supera los 15 millones de euros. Eso lo entiendo. Ahora bien, esta crisis no puede ser un motivo para que nos olvidemos de nuestro centro hospitalario.

Sí. Lo he dicho en ocasiones anteriores. Desde la Consejería de Justicia se han comprometido con este proyecto.

Estamos en la búsqueda de la mejor opción de financiación.

Espero una época de reactivación para los sectores productivos que acaban el año a ralentí y de consolidación para los que recuperan la velocidad de crucero. En un plano más individual, deseo salud para quienes se vieron afectados por el covid-19, o por cualquier otra enfermedad, y para todos deseo felicidad, alegría, abrazos y besos. Los necesitamos a partes iguales.