Va por delante que el que suscribe tiene su hija menor que es profesora de Educación Infantil, así como una sobrina. Y digo esto porque quiero dejar claro que aunque tenga familia que son docentes, cuando una cosa no la veo bien, para mí no esta bien. Todos sabemos que una de las profesiones que más vacaciones tienen, amén de nuestros queridos políticos, es la de maestro. Maestro es una de mis palabras favoritas, ya que de muchos de ellos guardo muy gratos recuerdos, tanto en mi época estudiantil, como en la de mi etapa profesional. Recuerdo que cuando yo estudiaba, tanto en los Salesianos, como en las Francesas, Colegio Español, y por último el bachiller, en la Academia Espinar, ya desaparecida, las vacaciones que disfrutábamos eran las de Navidad, Semana Santa y Verano, y los días festivos y fiestas de guardar. También recuerdo que muchos días por no decir todos salir pasadas las 21.00 horas de dicha Academia, y se entraba a las 16.00 horas por la tarde, a esto había que añadirle el horario de mañana, que era de 09.00 a 14.00 horas. Nada que ver ni mucho menos con el horario escolar que impera en toda España. Y digo esto, porque parece ser que los pobres maestros estarán un poco estresados (porque ya se sabe, el bregar con los niños cansa mucho), porque si no, no se entiende que estos a la más mínima oportunidad, que tienen convierten un puente en un acueducto, (vamos que ni el famoso puente colgante Golden Gate, en San Francisco, es tan largo. Y si no que se lo pregunten a los padres con hijos en edad escolar, que han visto cómo en esta Comunidad, el puente del Día de Andalucía, lo pasan ya al lunes, es decir que hasta el martes las pobres criaturas de los niños, no tienen clase. Yo propongo que ya no vayan hasta después de Semana Santa o mejor aún hasta las vacaciones de verano. Y es que tienen un morro que se lo pisan, y luego oigo por ahí que tenemos la generación más preparada. No me troncho de risa porque el asunto es mucho más serio de lo que parece. Tenemos un sistema educativo que hace aguas por todos lados, y, encima los maestros con tanta fiesta como se toman, echan más leña al fuego, apañaos vamos. Y así nos va.