A finales de 2017, el Atlético de Madrid estaba fuera de la Champions, no había podido fichar en verano, en Liga le costaba horrores sacar adelante los partiditos y Griezmann, su gran estrella, dejaba dudas sobre su futuro en cada declaración pública. Era un momento difícil y las dudas empezaron a asomar. Algo más de cinco meses después, Simeone ha demostrado que su proyecto en el Atlético sigue más vigente que nunca. Las dos finales de Champions perdidas han hecho madurar a un grupo que, en la Europa League, ha demostrado estar por encima del nivel de la competición y en disposición de volver a luchar entre los mejores de Europa.

Despedir a Torres ante el Eibar

Ayer, todavía con la resaca de la fiesta, la plantilla aterrizó en Madrid para celebrar un nuevo título, el sexto para Simeone al frente del Atlético, un bagaje histórico. Los actos de festejo tendrán lugar ya hoy cuando, después de realizar las habituales visitas protocolarias a las instituciones, los jugadores ofrezcan el título a su afición en la fuente de Neptuno a partir de las 20.00 horas. El domingo, en el partido de Liga ante el Eibar en el Metropolitano, se despedirá Torres, que protagonizará un acto al final del encuentro.

Todavía en Lyón, la fiesta fue intensa. Sobre el césped hablaron jugadores, cuerpo técnico y directiva, todos contentos y satisfechos, también Griezmann, que fue evitando y toreando como pudo las preguntas sobre su futuro. Y es que su salida al Barcelona, a falta de confirmación oficial, deja la gran duda para el futuro rojiblanco, sobre todo después de que el francés y el equipo hubieran logrado su mejor nivel desde la llegada de Diego Costa en enero.

La opción más clara, si se marcha de Griezmann, es buscar un relevo hombre por hombre, un jugador del perfil similar para sustituir pieza por pieza en el sistema y que todo siga funcionando. Pero es difícil, no hay muchos jugadores del nivel del galo. Otra posibilidad es seguir la vida sin él y construir un equipo entorno a otros jugadores ya consolidados en el equipo, como Diego Costa y, sobre todo, Saúl y Koke.

Con o sin Griezmann, este grupo ha demostrado que, al contrario que en las dos finales de Champions perdidas por dos instantes, ahora él es el veterano, él es el que gana sin que parezca que le cuesta demasiado y él es el que juega confiado en la victoria pese a los momentos de sufrimiento.

Es significativa la tranquilidad que mantuvo el grupo en la final, sin la ayuda de Simeone, expulsado. Con la salida en tromba del OM, la ocasión de Germain y las dudas de Vrsaljko, el partido parecía que se le escapaba al Atleti. Ahí es cuando el equipo supo sufrir y esperar hasta que llegó el gol, con cada uno en su misión: Gabi presiona, Diego Costa abre espacio y Griezmann define. De ahí hasta el final, más cholismo: partido controlado, rival adormecido y portería a cero. Así se ha construido este Atlético y así seguirá su camino.

FRANCIA SE RINDE

Griezmann rompió el sueño del Olympique de Marsella en la final de la Liga Europa. «Inconsolables», tituló el deportivo L’Équipe que consideró que los franceses perdieron «una oportunidad» de sumar su segundo título europeo. Con el error que propició el primer gol y la lesión de Payet «la noche de los marselleses se convirtió en una pesadilla». «Contra el Atlético de Madrid siempre pasa lo mismo, dan la sensación de que les puedes ganar, pero el equipo de Diego Simeone tiene un corazón y unas piernas fogosas», apuntó el diario.