El frente de makos o de cárceles de ETA, constituido sucesivamente por los órganos Halboka y KT/Koordinazioa Taldea, es la última gran estructura de la banda terrorista que queda por juzgar tras el proceso a 35 miembros de las ilegalizadas Batasuna, PCTV y ANV, que se saldó en 2016 con un acuerdo de conformidad que les permitió eludir la prisión. El caso Halboka (acrónimo en euskera de Rompiendo las Paredes, Pronto los Luchadores a la Calle) llevó en 2010 a la detención, entre otros, de la abogada de presos etarras Arantza Zulueta, que tras quedar dos años después en libertad volvió a ser arrestada en 2014 en la operación Jaque por integrar el órgano etarra «KT», un reconstituido frente de cárceles. Esta renovada estructura, diseñada por la banda con ayuda de sus abogados habituales para mantener la cohesión de sus presos, actuaba, según la Fiscalía, bajo la cobertura de organizaciones como el colectivo de abogados BL, el de apoyo a presos Herrira, el de familiares de presos Etxerat o la asociación de asistencia sanitaria Jaiki Hadi.

A la operación Jaque, le siguió en 2015 Mate con la detención de otros doce abogados y cuatro tesoreros de Herrira, cuyas actividades habían sido ya suspendidas por orden judicial, lo que provocó casualmente el aplazamiento del inicio del juicio a Batasuna, al haber sido arrestados tres letrados de la defensa el mismo día en que comenzaba la vista. Tras pasar tres años en prisión preventiva, Zulueta quedó hace un año en libertad provisional y está a la espera de ser juzgada por estas dos causas, tramitadas en sendos procedimientos distintos, pese a los intentos de los procesados de unirlos en uno solo.

Fuentes jurídicas consultadas creen que el juicio por el caso Halboka es el que más posibilidades tiene de celebrarse antes y calculan que podría ser a finales de este año, ya que solo queda pendiente de resolver una cuestión previa planteada por uno de los nueve acusados, que alega que ya fue condenado en Francia por un delito análogo por el que ahora se le quiere juzgar.