Uno de los aspectos imprescindibles es la lectura y la comprensión de lo leído. Sin embargo, es precisamente éste uno de los puntos señalados como base del fracaso escolar actual. De ahí tantos artículos a lo largo de estos años insistiendo en la lectura, pero poniendo especial empeño en la comprensión lectora. Y es que tras tantos años de ejercicio presencial en las aulas compartiendo vivencias con todo tipo de alumnos y niveles, he concluido en ciertos aspectos importantes en cuánto al aprendizaje se refiere. Uno de ellos, y que afecta a gran parte de los alumnos con indicios de fracaso, está referido, precisamente, a la lectura.

Es decir, alumnos que no comprenden lo que leen, acaban por abandonar los libros, y sobre todo, los libros de texto que vienen a ser auténtica tortura para el estudio. Creo que con esto no digo nada nuevo, ni desconocido por maestros y padres.

No obstante ser una obviedad, escasean los remedios o se eligen estrategias inadecuadas. Recuerdo, y no es la primera vez que cito la anécdota, cómo a un alumno que se negaba a leer ni tan siquiera un párrafo de sus libros de texto, le propuse que me recortara titulares de periódicos que le llevaba para un supuesto libro que yo estaba haciendo y era solo de titulares de cada día pero a veces no me daba tiempo. Aquel alumno, con gran avidez, se leía los titulares, los recortaba, los pegaba en folios y me los leía.

Poco a poco se fue aficionando a leer lo que seguía a los titulares, aficionándose así a leer, no solo eso sino cuentos breves, noticias, etc. Sé que esta estrategia no está a la mano de todos los maestros hoy, que como está el sistema se suceden cada hora sin que haya tiempo para extras.

En cualquier caso, habrá que buscar para cada alumno lo apropiado y para ello, al menos, indagar si comprenden lo que leen.