Va terminando un mes de julio que, como acostumbra en los últimos años, ha sido intenso, tanto en el convulso panorama nacional e internacional como en lo local, con los primeros pasos de los nuevos ayuntamientos. En el de Córdoba, con el giro radical que supone pasar del mandato de PSOE-Izquierda Unida al del Partido Popular y Ciudadanos, la expectación es grande, y el alcalde popular, José María Bellido, ha contribuido a aumentarla con anuncios en los que plantea medidas conducentes, según ha transmitido, a generar un «plan de ciudad», una estrategia de desarrollo que sitúe a Córdoba «en el lugar que se merece».

Ese fue precisamente el título de la conferencia que pronunció Bellido el martes pasado en Los Desayunos de Diario CÓRDOBA, un concurrido encuentro que, por la variada presencia de instituciones y organizaciones de todo signo, vino a ser una puesta de largo ante la sociedad cordobesa del nuevo alcalde cuando empieza a asentarse en el terreno de la gestión, apenas un mes después de su toma de posesión. En su exposición destacó la obsesión por convertir el Ayuntamiento de Córdoba en una administración eficiente para generar una mayor actividad económica y empleo. Por eso, dibujó un objetivo de seguridad jurídica, colaboración público-privada y agilidad administrativa, con un claro ejemplo en el «plan de choque» con el que quiere deshacer el atasco en la concesión de licencias de Urbanismo. Ese eje, junto con la anunciada bajada «masiva» de impuestos, configuran los dos puntos más resaltados por el alcalde, y suponen en algunos aspectos un fuerte cambio de orientación respecto del gobierno municipal anterior. Bellido se ha impuesto a sí mismo muchas «tareas» para el verano, anunciando que «a la vuelta» habrá acciones importantes, como la licencia para terminar las obras del Palacio de Congresos, o la aprobación de esas nuevas ordenanzas que bajarán tasas e impuestos municipales. Y, más complejo e importante, el comienzo de acciones contra la exclusión en Palmeras, Moreras y Distrito Sur.

Ambiciosos objetivos que deberá negociar. La alianza de PP y Cs suma 14 concejales, y le falta uno para la mayoría absoluta, que en la investidura fue otorgado por Vox. Estará por ver si la formación de extrema derecha se aviene con facilidad a respaldar al gobierno local o, cuando lleguen las Ordenanzas y los Presupuestos para el 2020 presiona como lo ha hecho en la Cámara andaluza. No es que en el Ayuntamiento no puedan conseguirse amplios consensos. Se puede y se debe, aunque difícilmente PSOE, IU y Podemos apoyarán una bajada de impuestos sin que esté claro cómo se compensarán los ingresos que perderá el Consistorio. O, en cuanto a la colaboración con el sector privado, cómo se hará para preservar a las empresas municipales. Bellido ha heredado un Ayuntamiento con posibilidades inversoras --la crítica a su antecesora de no haber ejecutado algunas inversiones se vuelve a su favor- y anuncia un compromiso de eficiencia. Lo iremos viendo «a la vuelta del verano».