La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, ultima las previsiones que el Gobierno debe remitir a la Comisión Europea antes del 15 de octubre, junto con el Plan Presupuestario para el 2020. Sin embargo, ayer la ministra no quiso desverlar aún si el nuevo cuadro macroeconómico revisará a la baja las actuales proyecciones de crecimiento para el 2019 y el 2020, del 2,2% y el 1,9% respectivamente. Recientemente, el Banco de España ha rebajado sus previsiones hasta el 2% y el 1,7% para los ejercicios 2019 y 2020.

«Si hay que revisar a la baja, por supuesto que se hará. El comportamiento de este Gobierno es de enorme prudencia», dijo la ministra en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, donde presentó un informe sobre la situación de la economía española. En todo caso, la ministra señaló que el Gobierno mantiene el objetivo de déficit del 2% del PIB para este año.

Según la ministra, la economía española «está en una fase expansiva», en la que sigue creciendo pero a menor ritmo. Las incertidumbres internacionales, por las tensiones comerciales y la posibilidad de un brexit duro, incorporan riesgos a la baja sobre las previsiones iniciales.

También presiona a la baja la reciente revisión metodológica de la contabilidad nacional practicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que ponen en evidencia que «la desaceleración desde el máximo del 2015 ha sido más intensa de lo que pensábamos», admitió Calviño

Frente a esto --según su diagnóstico-- la economía española ofrece «mayor capacidad de resistencia» que en el pasado ante fenómenos adversos, por la corrección parcial de algunos de los viejos desequilibrios, como el endeudamiento privado (si bien el público, ha crecido).

Además, los indicadores económicos más recientes ofrecen señales mixtas: negativas, en la industria y algo más positivas, en las ventas de las empresas o el gasto turístico, por ejemplo.

Todo este cúmulo de indicios llevan a pensar que si el Gobierno español acomete una revisión de sus previsiones no sería al alza, sino a la baja. Economía parece haber aparcado el propósito de la posible corrección al alza pretendida en el mes julio, antes del empeoramiento brusco de las expectativas de los dos últimos meses. Pero la ministra eludió precisar aún si finalmente modificará sus proyecciones sobre el PIB en el próximo cuadro macroeconómico. «Es preciso no caer en la complacencia, pero tampoco en el alarmismo ni en el catastrofismo o la sobrerreacción», dijo Calviño, advirtiendo de que «tampoco cabe entrar en una espiral negativa a medida que se acerca la fecha del brexit».

Las nuevas previsiones mundiales que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé publicar el miércoles y la reunión de los ministros de Finanzas de la Unión Europea (Ecofin), el jueves, serán claves para configurar el nuevo escenario macroeconómico del Gobierno.

En su apelación a la «prudencia», la ministra también advirtió contra «un posible uso electoral» contra el Gobierno de unos posibles datos negativos de paro en el mes de octubre, dado el carácter «tremendamente estacional» de esta variable.