Algún compañero en la caseta lo ha comentado en los últimos días a este periódico: José Ángel Crespo no anda contento precisamente, sino más bien molesto. Incluso enfadado. El defensa llegó el pasado verano del Bolonia con una opción de compra de algo más de 500.000 euros. En el contrato de cesión se contemplaba también, en caso de que el Córdoba ejecutase la cláusula, el contrato con la entidad blanquiverde, tanto si ésta permanecía en Primera, como si descendía a Segunda. Esa hipótesis se veía lejana: por un lado, si permanecía en Primera (deseo del jugador), Crespo seguía en la máxima categoría del fútbol nacional; por el contrario, si el equipo descendía, el Córdoba sería incapaz de asumir esos más de 500.000 euros. En teoría.

Pero la entidad blanquiverde se movió bien. El Bolonia no tenía excesivo interés en continuar con el sevillano en sus filas, por lo que el Córdoba negoció con el club italiano y, en vez de ejecutar la cláusula de compra, acordó con el Bolonia el reparto de los derechos económicos del futbolista, asumiendo para sí los federativos. De la noche a la mañana, Crespo se encontró jugando en Segunda y con una ficha que rebaja sus emolumentos con respecto a lo firmado con el Bolonia en un 80%, ya que según informaciones provenientes de Italia, el contrato con el club boloñés le suponía al actual jugador blanquiverde una cifra cercana al millón de euros.

Así, ahora Crespo se encuentra en la tesitura de cumplir ese contrato en el que recibe cuatro veces menos de lo que percibía en Italia o encontrar un club que esté dispuesto a asumir la cláusula de rescisión del defensa, que ha sido el jugador más regular del conjunto blanquiverde en la temporada 2014/15. Y no será fácil, ya que la cláusula ronda las mismas cantidades que la de compra al Bolonia por parte del Córdoba, esto es, algo más de 500.000 euros.

La maniobra de la entidad blanquiverde no deja de ser buena para sus intereses, aunque habría que preguntarse si se hizo del todo bien con Crespo. Es decir, si el jugador olvidará lo sucedido o, definitivamente, se planteará la búsqueda del destino que siempre se ha marcado: jugar en Primera División (o en la Serie A) e intentar reducir el escalón salarial que le ha generado el acuerdo entre el Córdoba y el Bolonia.