Gareth Bale rescató el orgullo para apurar sus opciones de titularidad en Kiev, en la final de la Liga de Campeones, e instalar la duda en Zinedine Zidane, liderando con un doblete una plácida goleada (6-0) del Real Madrid ante un Celta desganado que ya piensa en las vacaciones.

La despedida del Real Madrid del Santiago Bernabéu esta temporada presentaba pocos aliciente en un duelo sin nada en juego para los dos equipos. El madridismo cuenta los días para su gran final y olvidar una Liga que pronto tiró su equipo por su irregularidad. Todo parece decidido en el once de Zidane, aunque Bale lucha por cambiar el destino. Había firmado dos buenos partidos el galés en sus últimas apariciones, ante Leganés y Barcelona, y se destapó animando la fría noche madrileña con sus carreras, verticalidad y pegada. Encontró espacios para explotar su juego de una adelantada defensa viguesa, que fue una amiga por su falta de intensidad.

Arrancó el Celta con su estrella, Iago Aspas, en el banquillo, pero dominando en el Bernabéu. Keylor Navas, enchufado, salvaba con agilidad un centro de la muerte peligroso de Boyé, atajando el balón pese a la potencia. El Real Madrid estaba cómodo, viendo los espacios que tenía para correr y golpear.

Tardó trece minutos en hacerlo. Modric, con una gran mejoría en la creación de juego ofensivo, controló con el pecho y lanzó un pase al espacio que fue oro a la velocidad de Bale. En el mano a mano definía a la perfección, ajustado al poste para adelantar a su equipo. En el que pudo ser el último partido de Bale en el Bernabéu con la camiseta blanca, el galés tiraba de un orgullo herido por su pérdida progresiva de importancia esta temporada. Con ganas de más chutó una falta que él mismo provocó y acariciaba el segundo tras desviar la barrera el balón. Sergio reaccionaba rápido para evitarlo.

El Celta buscó el empate sin acierto. Desaprovechó algún desajuste defensivo de su rival. Maxi chutaba arriba la más clara y todos pedían penalti tras un empujón de Casemiro a Jozabed cuando iba a rematar una jugada que acababa en gol anulado por fuera de juego de Wass. Aún llegarían cinco goles más del Madrid.