Mañana se vivirá una estampa muy triste en las gradas y en el césped de El Arcángel. El Córdoba recibe a las 20.00 horas al Nàstic de Tarragona, ambos equipos matemáticamente descendidos a Segunda B. Si se indaga en la historia del Córdoba cuesta encontrar una temporada tan nefasta como la actual 2018/19, aunque en el libro por el 60 aniversario del club blanquiverde, editado por Diario CÓRDOBA, el lector encuentra una definición que hace parar el repaso hace 35 años. «La temporada 1983/84 fue la más lamentable de la historia del club, el equipo terminó penúltimo y bajó a Tercera División».

Una simple lectura al resumen de esa temporada, a la que el Córdoba llegaba tras descender de Segunda, muestra hasta qué punto algunas claves en las que se movieron los blanquiverdes aquel curso fueron parecidas a las del actual. Salvando, obviamente, la categoría en la que se jugaba, el grupo 2 de la Segunda B. «El proyecto fue un petardazo histórico y la trayectoria del equipo provocó una crisis institucional de tal envergadura que colocó al club ante un futuro incierto». El presidente que comenzó la temporada, José María Romeo, cedió el testigo a un Rafael Campanero que «no pudo evitar el descenso».

Aquel Córdoba llegó a su último partido en Segunda B en el Viejo Arcángel matemáticamente descendido, después de haber ganado siete partidos hasta la fecha. Su rival el 20 de mayo de 1984, el Zamora, estaba metido en la pelea por eludir el descenso y buscó el punto a toda costa, lo que logró, ya que el partido acabó en empate a cero.

Preocupado de otras lides

La afición recibió a ambos equipos «con aplausos al saltar al terreno de juego», cuenta el cronista de Diario CÓRDOBA, Ignacio Cid, que hizo bastante más referencia a las esperanzas blanquiverdes por el descenso por impagos de «algún equipo moroso» que al propio encuentro. Entonces se especulaba con que al Córdoba le interesaba más el descenso de algún club no andaluz, ya que se esperaba que el Portuense lo hiciera por impagos -como así acabó ocurriendo- y se dejase jugar en Segunda B a los blanquiverdes por un criterio de proximidad geográfica. No sería así. El descenso a Tercera fue inamovible.

«Indiferencia de la afición»

Sin embargo, la situación que vivía el club se dejó notar ya un mes antes, el 22 de abril de 1984. El club blanquiverde, colista en la jornada 33 pero aún con opciones de salvarse, recibía a un Jerez en mitad de la tabla. El partido, «malo en líneas generales» según el cronista Cid, recuerda en algunos detalles de su ambiente a encuentros vividos en esta temporada 2018/19. Solo 1.500 aficionados se dieron cita en el Viejo Arcángel y al término del partido «los equipos fueron despedidos entre la indiferencia de una afición algo cansada por la mala temporada del equipo local».

Al término del Córdoba-Jerez, que finalizó también con empate a cero, hubo un «incidente en la caseta», según contaba el redactor Ignacio Cid, ya que bajó al vestuario el ya presidente Rafael Campanero y los jugadores, con nóminas impagadas -¿les suena?- no estaban para muchas alegrías. El propio Campanero explicaba a este periódico un día después que no hubo tal choque con los jugadores y que «solo le alcé un poco la voz a Torres -el entrenador- pero no hablé con los jugadores ni ellos se dirigieron a mí». Posteriormente, Campanero sacó una ristra de recibos impagados de luz, agua, teléfono y otros suministros, así como amenazas de embargo. El periodista llegó a preguntarle al presidente Campanero de qué forma se pagaría a los jugadores. «Vamos a pagar la mitad con las 400.000 pesetas de la taquilla y con lo que sobre hay que pagar a los demás empleados, lo que falte lo pondré yo», dijo un Campanero que, entre irónico y enfadado, se llegó a preguntar: «¿Yo soy un banco o qué?».

Aquella campaña, la 1983/84, tuvo varios entrenadores, presidentes, impagos a jugadores y un descenso consumado varias jornadas antes del final, en este caso a Tercera, y aún más doloroso porque llegaba justo después del descenso de Segunda a Segunda B, consumado en la 1982/83. El Córdoba bajaba ante la casi incomparecencia de su público. Campanero, ya en Tercera, se marcaría como objetivo principal «recuperar la masa social, el ascenso y la estabilidad económica». En la 1984/85, un año después, se logró el regreso a Segunda B.