Aquel 6 de abril del 2014 parece que se convirtió en el día en el que se romperían todos los gafes. El Córdoba que visitaba El Molinón lo hacía con casi media docena de bajas y jugaba con un doble pivote defensivo, toda una declaración de intenciones. Además, la historia blanquiverde era negra en lo que en su visita a Asturias se refería. Siempre, jugara contra el Sporting, contra el Oviedo, contra el Avilés o contra el Ensidesa, se había vuelto como mucho con un puntito en las alforjas y en la mayoría de los partidos caía con claridad. Aquel año, ese 1-2 abrió las puertas a la posibilidad de mirar hacia arriba y todo indicaba, semana a semana, que era el año en el que todo iba a salir. Terminó aquella temporada con el ascenso a Primera 42 años después y abrió el camino.

Dos años después, con Carrión en el banquillo, el Córdoba ganaba en el Carlos Tartiere por primera vez en su historia. Lógicamente, del equipo del ascenso ya no queda nadie, porque el Córdoba sigue siendo el Córdoba: terremotos en el vestuario cada verano. Pero sí que quedan dos representantes de aquella victoria con el hoy entrenador del Melilla. Javi Galán abrió la lata goleadora ante el equipo de Fernando Hierro. El segundo gol lo anotó Borja Domínguez y en el banquillo esperaba su oportunidad Federico Piovaccari, que apenas tuvo unos minutos. Gijón siempre rompe rachas.