La peña El Rincón del Cante acogió la noche del viernes un recital que nos convocó a bastantes aficionados para, una vez más, valorar las condiciones de uno de los cantaores más solicitados del momento. Pedro El Granaino goza de un cada vez más cimentado reconocimiento en nuestra ciudad desde su participación en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, como bien señaló el presentador del evento Juan Ramón Martínez.

El cantaor depuró su actitud y entrega en todo el abanico de un repertorio cada vez más enjundioso, ajustando el metal de su garganta caliente y flamenquísima a sus siempre presentes iconos, en los que destacan su veneración camaronera y morentiana, ineludibles referentes de su discurso, al que dota de una personalidad ausente de mimetismos que alcanzó su primer enardecimiento en la ejecución de la soleá con la que abrió la noche. Ya templado con este primer cante, los tientos, los cantes de levante con la taranta de La Gabriela como uno de los puntos álgidos de la noche, los tangos, la granaina, la seguiriya y las bulerías, en las que introdujo certeramente, hasta el Reniego de Tomas Pavón, se completó con los fandangos que terminó sin apéndices megafónicos.

Durante todo el espectáculo, estuvo siempre atenta y exuberante la guitarra de Patrocinio Hijo, pieza fundamental en el desarrollo del repertorio de este nuevo valor del cante más genuinamente gitano.