Lleva toda la vida respirando música como autor, músico y productor, pero desde hace un año Pepe Atance experimenta desde su sello Atancemusik con lo que él denomina arqueología musical, una labor de restauración de música de los años 80 y 90 que le está permitiendo poner en valor a bandas cordobesas que fueron grandes promesas aunque no llegaron a ver publicados sus álbumes.

-Todo empezó con su ‘lip sync’, el vídeo que lanzó en noviembre del año pasado y con el confinamiento...

-Cierto, yo hice mi lip sync, el primero de la historia en Córdoba, al que han seguido muchos después, durante la pandemia. Aquello fue un trabajazo de producción, pero también fue el punto de partida porque tuvo muy buena acogida y se me ocurrió que sería interesante ofrecer a otros artistas la posibilidad de gestionarles la publicación, distribución y monetización de su música, hacerles un e-management. Pensé que se podría dar salida a grupos que grabaron discos que nunca se publicaron y que merecen dejar esa herencia por su calidad y buen hacer, y en eso he trabajado intensamente durante los meses de confinamiento.

-¿En qué consiste esa arqueología musical?

-En darles ese tono vintage, para lo cual he remasterizado los temas, creado portadas, gestionado los créditos, la autoría y todos los detalles que se necesitan para tener las obras musicales publicadas con las máximas garantías y permanencia en las plataformas digitales (Spotify, Youtube o ITunes) y también en formato físico.

-El 10 de julio tuvo lugar el lanzamiento del trabajo de la banda cordobesa El último puente.

-El primero que salió fue un albúm de Carlos Sánchez en junio y el segundo ha sido de una de las bandas más potentes y que marcaron tendencia a finales de los 80 y principios de los 90. El grupo de Eduardo Viñolo, Carlos Sánchez y Benjamin Thirkettle, un artista inglés afincado en Córdoba que acabó hablando cordobés, El Último Puente.

-¿Cómo definiría a esta banda para quienes no la conozcan?

-El Último Puente es una banda de rock en la que el flamenco juega una parte muy importante, una banda con letras en inglés, algo inaudito en la época, cantadas y compuestas por un rubio de Oxford que recuerda a Jonnhy Winter, Ben Thirkettle, Benito para los amigos, y un teclista búlgaro por donde pasaron los mejores guitarras del panorama del momento.

-Hábleme de Benjamin o Benito.

-Ben era un personaje, un máquina componiendo capaz de presentar uno o dos temas geniales al día y, como dice uno de sus compañeros de banda, «para eso solo necesitaba una guitarra, una habitación, un plato de garbanzos y dos paquetes de Bisontes sin boquilla». Él acabó siendo el acicate que necesitaba un grupo de amigos que hasta entonces se hacía llamar Jaleo y que ya tenía un nombre en Andalucía por la música que hacían.

-¿Quiénes pasaron por la banda en aquellos años?

-Muchos músicos grandes como Charly de la Mata, ya fallecido, Pablo León, Juanjo López, Charly Japón, Juande García y Boris Dimitrov, el teclista búlgaro, y el guitarrista flamenco José Manuel Hierro. Siempre, con el trío de base de Carlos Sánchez, bajista, Eduardo Viñolo a la batería y Ben Thirkettle con guitarra y voz.

-¿Diría que esa música que entonces no llegó a cuajar tiene posibilidades de cruzar fronteras hoy?

-El Último Puente es una banda de culto que hacía la música que les gustaba a ellos, sin preocuparse por lo que fuera más comercial o le gustara a la mayoría. No era una banda creada para buscar el éxito del momento. Ahora es cuando más se busca la música de los ochenta y tiene sentido en un mundo globalizado donde la música viaja a cualquier parte gracias a internet. Es increíble ver las estadísticas y comprobar que tu música la han escuchado en Tijuana, Singapur, Alaska o Sidney.

-¿En qué público piensa cuando prepara estos trabajos?

-Para mí es un homenaje a ellos mismos, a esas bandas, a esos músicos a los que ahora podrá oír cualquiera. Además, en mi opinión, es una herencia que dejarán ellos de por vida a sus hijos y nietos en forma de royalties porque cuando el Spotify e internet desaparezcan, es que este mundo habrá desaparecido.

-¿Es usted un nostálgico empedernido o hace esto porque no le gusta nada la música del siglo XXI?

-Yo llevo toda la vida con las manos en la masa y me encanta la música, estoy al día de todo, de antes y de ahora, y he de decir que hay cosas nuevas muy buenas que me encantan o que el reggaeton es lo que ha salvado la industria musical. Pero aunque yo estoy de vuelta de ese punto nostálgico y muy enfocado en mirar hacia adelante, la nostalgia está muy presente ahora porque estamos encerrados en casa, viendo álbumes de fotos y es inevitable.

-¿Este renacer de El Último Puente podría ser el germen de un reencuentro de la banda?

-No lo descarto en absoluto. Benjamin, que vive ahora en Londres, ya está mandando maquetas, y estoy seguro de que van a salir cosas nuevas. Las nuevas tecnologías hacen que sea mucho más fácil.

-¿Qué será lo próximo que recupere Atancemusik

-Hay más publicaciones listas, como las de Rafa Manzano, un cantautor que grabó su álbum con los mejores músicos de ese momento en el estudio de Paco Records, y le seguirán muchas más que creo que son fundamentales y que tienen el denominador común de la calidad.