En las últimas dos décadas, las novedades sobre la Córdoba romana son extraordinarias y la imagen que tenemos ahora de la fisonomía urbana de la ciudad antigua es infinitamente más completa y amplia que la que se ofrecía hace 20 años. Ahora se ha puesto en orden la información que aporta la arqueología, tratando de recrear la imagen de la ciudad y dando un paso más hacia la respuesta de si pudo estar conformada por lo que ahora llamamos barrios o agrupaciones con una cierta independencia, algo muy característico de la idiosincrasia de Córdoba.

Así, ayer se presentó en Cajasur Gran Capitán el libro De los vici romanos a los arrabales islámicos, el primero de tres volúmenes que integran la colección La historia de Córdoba a través de los barrios, una iniciativa de la Real Academia de Córdoba que cuenta con el apoyo de la Fundación Cajasur y que descubre la ciudad desde una óptica completamente nueva. Coordinado por el arqueólogo Desiderio Vaquerizo, De los vici romanos a los arrabales islámicos abarca desde la fundación romana de la ciudad hasta la reconquista en 1236, y es el resultado de un ciclo de conferencias, también auspiciado por la Real Academia y Cajasur, que se ofrecieron durante el primer trimestre del pasado año impartidas por los autores de este libro colectivo.

«Córdoba siempre ha sido una ciudad de barrios», señala Vaquerizo, que asegura que «tenemos textos romanos del siglo I que aluden al vicus forensis y al vicus hispanus», que «debieron ser dos especies de barrios, uno el del foro y el otro el que agruparía a los descendientes de los indígenas de la Córdoba prerromana que habían formado parte de la fundación de la ciudad». Al final del imperio, con la llegada del mundo cristiano, «tenemos muchas más referencias» que hablan de barrios estructurados en torno a basílicas y, por último, la ciudad islámica, que se estructura en la Medina y en los arrabales.