El escultor cordobés José Manuel Belmonte expone desde ayer en Córdoba una retrospectiva de su obra de los últimos cinco años y sus creaciones más recientes en dos muestras paralelas que acogen la Sala Orive y la galería de arte Carlos Bermúdez, respectivamente. Bajo el título La levedad del alma se unen obras de series como Los hombres pájaros, Los desmembrados o El retiro de los ausentes , la última que pudo verse en Córdoba, a través de las cuales se puede apreciar la evolución de este artista, su dominio de las formas y el juego con el equilibrio, éste último uno de los aspectos más llamativos y efectistas de la muestra que ofrece la Sala Orive. Se trata de piezas a tamaño natural, realizadas en resina de poliéster, algunas policromadas y otras en blanco, que, según Belmonte, "tienen dos lecturas" ya que con la iluminación nocturna adquieren "un carácter muy teatral". "No me gusta hablar de las obras, es el público el que debe decir si he conseguido transmitir algo", señaló el artista, que aseguró que esta exposición supone una "gran ilusión" y un "impulso para seguir trabajando", reconociendo que es muy grato que esto suceda en su tierra, "donde casi todos los artistas se sienten maltratados".

Fiel a su estilo, como destacó el delegado de Cultura del Ayuntamiento, Juan Miguel Moreno Calderón, Belmonte resalta que nunca ha abandonado su idea de lo que es el arte, "trabajar con lo figurativo", algo que quizá está "muy poco valorado en un mundo en el que se tiende más a las vanguardias y a la transgresión, y muchas veces al arte fácil". Asegura que siempre ha intentado "meter un poco de modernidad a la obra, pero este es mi lenguaje, es mi caligrafía y, pese a donde se inclinen las tendencias, siempre he sido fiel a mis principios".

EL PECADO Al otro lado de la ciudad y bajo el título El cuerpo del pecado , Belmonte ha colgado en la galería Carlos Bermúdez doce bajorrelieves relacionados con la sensualidad. En estas obras hace referencia a Adán y Eva y a la manzana como símbolo del pecado, todo ello con una gran carga sensual y sexual. Con esta muestra, el artista da un giro a su obra y es una idea en la que trabajó hace tiempo y ahora retoma en torno al pecado, "más que sexual, sensual", el mundo de la pareja, tratando de cambiar "el concepto religioso de que el pecado es malo" y mostrando todo lo contrario, "que los cuerpos se han creado para pecar y que es mejor hacer el amor y no la guerra". En estas piezas incorpora una tonalidad gris que unifica la exposición, en la que también resalta "un rojo pasión intenso".

Se trata de dos exposiciones completamente distintas que podrán verse hasta el 24 de febrero en ambas salas y con las que el autor se siente "muy satisfecho" y agradecido. Por su parte, Moreno Calderón destacó que el Ayuntamiento tenía mucho interés en que Belmonte, "que no se ha sabido reconocer como merece", expusiera en una sala especialmente buena para la escultura, insistiendo en que una de sus características más especiales es que, mientras la mayoría de los artistas se mueven en diferentes tendencias a lo largo de su trayectoria, "hay muy pocos que tengan el coraje de mantenerse fiel a sus principios".