Inquietante película de suspense, con alguna que otra pincelada de cine social, protagonizada por un personaje que es la pura personificación de la maldad. El gran actor Javier Gutiérrez (El escritor, Campeones…) encarna un tipo que consiguió llegar a lo más alto en el mundo de las agencias publicitarias, gracias a exitosas campañas creativas de las que fue autor, sin embargo después de un tiempo ya largo en el paro no consigue un contrato medio decente para seguir manteniendo a su familia en el piso de lujo que habitan. Así que se verá obligado a trasladarse a otra zona más modesta junto a su mujer e hijo. Aunque un día, cuando ya toca fondo y recurre a la mentira para ocultar a los suyos la situación real, encuentra la llave de su antigua vivienda y caerá en la tentación de infiltrarse allí llegando hasta las últimas consecuencias. Buscará entablar relación con el nuevo propietario (Mario Casas realiza un buen trabajo bastante alejado del perfil a que nos tiene acostumbrados) y conseguirá introducirse en su vida hasta límites inimaginables, siempre gracias al engaño. El guión que han escrito los directores (Álex y David Pastor han vuelto al largometraje cinematográfico después de un tiempo creando series para televisión), así como el tipo que ha construido con inteligencia y contención Javier Gutiérrez, podrían ser herederos de la obra literaria de Patricia Highsmith, y lo digo siendo un admirador de ella. La cinta contiene suficiente intriga como para interesarnos por el discurrir de la historia y por los planes de este maquiavélico personaje, capaz de cualquier cosa por conseguir recuperar aquello que la crisis le ha quitado, aunque sea a costa de perder otras cosas que muchos apreciamos y que no se pueden comprar.

Hogar no ha podido ser estrenada en cines y ha tenido que ser distribuida por la plataforma Netflix, que también la ha coproducido junto a Nostromo. Esperemos que esta recomendable producción pueda llegar a verse en pantalla grande algún día, pues lo merece.