El pozoalbense Francisco Ángel Cobos ha escrito la novela de ciencia ficción La Jaula del Sol. Este ingeniero agrónomo de profesión ha debutado con esta obra en el mundo de la literatura.

-¿Cómo fue la gestación de la publicación?

--Empecé a escribir este libro hace unos diez años. El proceso de documentación me ocupó bastante tiempo, quizás fue lo más laborioso y lo que más energía necesitó. Viajé al norte de España, a la montaña de Riaño, para poder entender la historia reciente de una de las localizaciones, y me documenté todo lo que pude sobre el Belfast de los años setenta del siglo XX por el mismo motivo, además de temas de índole científica y técnica que son la base del argumento. El proceso de escritura acabó a finales del verano del 2018. La novela se presentó en diciembre del 2019, publicada por la editorial ciudadrealeña Casa Ruiz Morote.

-¿Cuál es la base temática de su novela?

--Este libro trata de cómo la codicia humana ha llevado al límite a nuestro planeta, provocando que este sistema vivo de engranajes y equilibrios, mucho más antiguos que el ser humano, libere una pandemia a nivel mundial como consecuencia directa del calentamiento global.

-¿Cómo definiría al protagonista del libro que ha escrito?

--Es un hombre con problemas psicológicos, de grandes recursos y cualidades peculiares, que intenta proteger todo lo que quiere con los grandes medios de que dispone. Yo lo definiría como un filántropo con una moral muy singular, y que dispone de una información que todos quisiéramos poseer.

-En su novela narra un futuro al menos desalentador. ¿Cree posible que esa ficción llegue a hacerse realidad?

--Bueno, de hecho, actualmente estamos en una situación muy parecida en ciertos aspectos, aunque la dimensión de lo que sucede en el libro es mucho más cruda y traumática para el conjunto de la población mundial. La lucha por la supervivencia es encarnizada en la obra, algo que, por fortuna, no forma parte de la realidad que actualmente sufrimos.

-¿Qué le ha llevado a debutar como autor de novelas con un tema tan polémico como es el cambio climático?

--Al principio fue una especie de necesidad de expresar la frustración que me provocaba ver cómo el mundo se degrada sin poder hacer algo al respecto. Después, en el proceso de creación me di cuenta de que los personajes habían crecido y podían contar una historia, con la que el lector se sumergiera en una hipotética situación a la que podríamos estar exponiéndonos y condenando a futuras generaciones.

-¿Qué piensa que se puede hacer a corto plazo para mejorar la actual situación?

--En la situación actual, dejando de un lado el periodo de tiempo que llevamos confinados, creo que tenemos que hacer una rápida conversión energética hacia las energías renovables y cambiar completamente nuestra forma de consumir. Debemos intentar comprar solo productos sostenibles, locales y respetuosos con el medio ambiente y con otras sociedades.

-¿Cómo ve la situación actual en cuanto al medio ambiente y el cambio climático se refiere?

--Actualmente, en lo que respecta al cambio climático, creo que no estamos reaccionando con el suficiente impulso; ni a nivel social, ni a nivel gubernamental tampoco, sobre todo en este último aspecto. Creo que deberíamos estar exigiendo medidas mucho más contundentes, una legislación más estricta y más educación y formación, para que todos los actores sociales nos hagamos responsables de la parte que nos corresponde. Todos debemos comprometernos con el futuro del planeta.

-El protagonista de la novela se vuelca económicamente para salvar el planeta. ¿Qué es más importante para mejorar el clima, el dinero de unos pocos o la concienciación ciudadana de todos?

--El protagonista de esta historia ficticia se vuelca económicamente en frenar el proceso del cambio climático durante años, pero en la vida real, si la población global fuera consciente del poder que posee para modificar la oferta de todo tipo de productos, mediante una demanda selectiva, responsable y sostenible de estos, entonces toda la industria y los grandes capitales del mundo se dedicarían a ello e invertirían para satisfacerla. Al mundo, tristemente, lo mueve el dinero, y al dinero lo mueve el consumo. Modifiquemos nuestra forma de consumir y todo cambiará rápidamente.