La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, reivindicó ayer, durante la entrega del X Premio de las Letras Andaluzas Elio Antonio de Nebrija a Mariluz Escribano, la «paz de la cultura» ahora que «las palabras se disparan tan frívolamente». Sobre la premiada, quien ha agradecido el galardón y que ha declarado que «no es fácil ser o pretender ser importante en algo», la vicepresidenta destacó una vida «transformada en poesía» y su «compromiso constante». Rodríguez Gómez de Celis dijo, por su parte, que el premio a Escribano supone un «acto de justicia poética» a un talento comprometido, con el que se tiene «munición para la esperanza» y para defender, en estos días «tan complejos», los derechos que se conquistan todos los días.

La Asociación Colegial de Escritores de España decidió otorgar la décima edición del Premio de las Letras Andaluzas Elio Antonio de Nebrija a Escribano en reconocimiento a su trayectoria como escritora y al «carácter excepcional» de una granadina que superó la literatura sumergida con una obra «intensamente humana». Escribano (Granada, 1935) es una poeta que empezó a escribir tardíamente y que durante años se integró en la conocida como «literatura sumergida», aquella que pese a la calidad ha estado al margen de los cauces oficiales del mercadoo. Hija de padre fusilado y madre represaliada, Escribano ha ejercido como catedrática de Didáctica de la Literatura en la Universidad de Granada.