La asociación cultural de historia y arqueología Turdulia Belalcazarensis ha informado del hallazgo de un «extenso e importante» conjunto megalítico en el término municipal de Belalcázar, compuesto por al menos 10 dólmenes, 2 cromlechs, 2 túmulos y 1 menhir, cuya posible datación puede situarse entre el Neolítico final y el Calcolítico, entre los años 3.500 a 2.200 antes de Cristo. Este colectivo, formado por personas interesadas en la conservación de los restos arqueológicos de Belalcázar, ha hecho hincapié en que no puede dar más detalles sobre su localización, con tal de preservar su conservación y no interferir en su posterior estudio.

Rafael López, miembro de Turdulia, ha señalado a Diario CÓRDOBA que se trata de un conjunto megalítico de primer orden dadas sus importantes dimensiones y el buen estado general de conservación que posee. López ha explicado que el objetivo de la asociación es poner en conocimiento de la comunidad científica y del público en general el descubrimiento realizado, del que no existía referencia bibliográfica alguna hasta la fecha, pero también lograr su protección y conservación «lo que se podría lograr mediante la declaración como Bien de Interés Cultural con categoría de zona arqueológica».

A su juicio, «la zona norte de la provincia es la gran olvidada a la hora de propiciar el estudio de los numerosos vestigios del pasado que existen» y mostró su queja porque «prácticamente no se ha catalogado nada de la prehistoria en este territorio pese a la gran cantidad de elementos que han llegado a nuestros días».

La asociación ya comunicó el hallazgo a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía e incluso «los técnicos de la Delegación vinieron a verlo y hasta estuvieron por aquí arqueólogos de la Universidad de Córdoba, pero nunca más se supo». Por otra parte, al estar enclavado en una finca privada, si no se cuenta con los permisos de los propietarios se imposibilitaría actuar.

Rafael López manifestó que agradece la difusión que están realizando los medios de comunicación y subrayó que si lo hallado en superficie y que se puede contemplar a simple vista ya resulta de gran valor, «aquello que se oculte bajo el sustrato puede atesorar un valor arqueológico incalculable». Por ello, desde la asociación alientan a las diferentes administraciones e investigadores a actuar y obtener los permisos necesarios para realizar las prospecciones y estudios que consideren pertinentes en la zona, «y que permitan descubrir el auténtico alcance del conjunto y lo sitúen entre los más relevantes de la provincia, como así entendemos que merece ser considerado».

Respecto a la ubicación y las características del yacimiento, explica Turdulia que «se encuentra localizado a lo largo y ancho de un pequeño monte, en cuyo cénit se yergue majestuoso e imponente un menhir de más de dos metros que descansa junto a lo que parece otro similar en posición supina. De ellos salen a izquierda y derecha diferentes ortostatos de menor tamaño dispuestos en dos líneas paralelas que parecen responder a un esquema circular, y que conforman un gran crómlech. Esta formación, sin duda, preside y domina el recinto, en lo que parece ser su lugar más solemne. A continuación, unos metros más allá, pero manteniéndonos aún en la parte más elevada de la loma, encontramos en línea recta dos grandes dólmenes formados por ortostatos graníticos de diferentes tamaños, pero en cuya cabecera se encuentra uno de mucho mayor tamaño que destaca sobre los demás y que, a modo de menhir, delimita la cabecera de la cámara».

Un poco más alejados se pueden ver también varios dólmenes y una «especie de necrópolis jerarquizada» y varios conjuntos más con otro gran crómlech de unos 23 metros de diámetro y 75 de circunferencia, además de una piedra de moler.