Manuel Sánchez Corbí ha sido jefe de la UCO de la Guardia Civil desde 2013 y experto en la lucha contra ETA. Hoy participa en el salón Gran Capitan de la Fundación Cajasur en un acto en el que hablará de un libro que recopila el trabajo desarrollado para derrotar a la banda terrorista, titulado ‘Sangre, sudor y paz’.

-‘Sangre, sudor y paz’ es el libro en el que usted ha participado sobre la lucha contra el terrorismo etarra. ¿Sólo con esas tres palabras se puede resumir la lucha contra ETA?

-Yo creo que estas tres palabras resumen 50 años de lucha de la Guardia Civil y en general de toda la sociedad española contra ETA. Ha habido muchísima sangre, la sangre ha sido el componente fundamental del grupo terrorista que ha asesinado a casi 900 personas y los heridos se cuentan por miles. Después llegó el sudor, mucho trabajo de toda la sociedad, de todos los estamentos, de todos los colectivos y de la Guardia Civil que, muy a nuestro pesar, fuimos los actores fundamentales. Y la mezcla de ambas cosas ha traído la paz. Ha tardado mucho, cincuenta años, pero al final lo conseguimos.

-La Guardia Civil ha sido el colectivo que más ha sufrido los ataques de ETA y también ha sido el que más ha trabajado para su derrota. ¿Se han valorado suficientemente esas circunstancias?

-Yo creo que durante muchos años no, pero ahora ya sí. Porque ahora, entre otras cosas, se conoce la realidad. Trabajábamos y trabajábamos pero no difundíamos el trabajo. Ya en los últimos años se ha empezado a saber y la sociedad ha sido partícipe de lo que he hemos hecho durante los últimos cincuenta años. Hay que decir que nosotros no somos más listos que nadie. ETA nos eligió a nosotros, nos mató muchísimo y los que nos dedicamos a la lucha contra el terrorismo directamente y en general todos los guardias civiles hicimos de eso una cuestión de supervivencia. Si nos mataban tanto, a nosotros, a nuestras esposas y a nuestros hijos, pues nos dedicamos a ello en cuerpo y alma porque nos iba en ello la vida. Y ese fue el único mérito que tuvimos, que ETA nos eligiera a nosotros como sus víctimas predilectas.

-¿Ha habido siempre el mismo sentido y línea de trabajo en la lucha antiterrorista o cada Gobierno ha llevado su propia hoja de ruta?

-Yo le puedo contar, al menos desde el año 87 que yo me dediqué a esto, que nunca nos faltó apoyo, impulso, y es verdad que los distintos gobiernos sondearon solución al terrorismo en atención a su ideología, a sus recursos y a sus momentos políticos. Pero en la parte nuestra, de lucha contra el terrorismo, yo no tengo queja, nunca nos faltó apoyo, ni medios y nosotros no notamos nunca esos cambios de Gobierno.

-Se habla ahora mucho del papel de Alfredo Pérez Rubalcaba en la eliminación de la banda terrorista ¿Comparte usted esa idea?

-A ver… El ministro Rubalcaba estuvo en el final de ETA. Y estar en el final de ETA es importante. Pero cuando llega el ministro Rubalcaba ETA ya iba en una curva descendente muy acentuada. Bien es verdad que él estuvo en el final y el impulso final se dio bajo su mandato en el ministerio. Pero cuando él llega, ETA ya estaba moribunda y los que estábamos allí sabíamos que era cuestión de tiempo.

-¿Cree usted que los españoles han tenido una conciencia real de lo que ha significado ETA en España?

-No, no lo hemos tenido, porque durante 50 años, prácticamente, sufríamos el terrorismo y nos sometíamos a los mensajes políticos que nos llegaban y no se analizaba en su justo contexto. Ahora, que han pasado años, es el momento y esa es la finalidad nuestra y por eso estamos contando esto y he escrito un libro, porque yo creo que España debe saber lo que ha ocurrido en la historia muy reciente. Porque todavía no ha pasado ni una década que dejó de existir ETA. Los españoles deben saber, porque ahora ya se sabe la verdad. Cuando estás enfrascado en la lucha, en los años, en el terrorismo se tienen versiones muy parciales, muy de foto del momento pero no de conjunto. Y ahora tienen que saberlo. Y es lo que queremos hacer nosotros, contarlo.

-En otro orden de cosas. Usted también es conocido por su labor en varios casos de desapariciones muy mediáticas, como el de Diana Queer, ¿Qué es lo más difícil de abordar en un caso de desaparición?

-Pues lo más difícil es saber lo que ha ocurrido. Si es una desaparición voluntaria, forzosa, si la persona está viva o está muerta. Porque en los crímenes, el cuerpo te dice mucho. Pero cuando no hay cuerpo no sabes por dónde buscar. Entonces, la primera gran dificultad es ver si se trata de un secuestro, de una desaparición, de un asesinato, de un homicidio, de la familia, del novio, de uno que se ha cruzado… No sabes nada. Y lo más difícil es hasta que coges la línea de investigación buena.

-¿Dificulta o ayuda en la resolución de estos casos el seguimiento milimétrico que hacemos los medios de comunicación de estos casos?

-Perturba bastante. No influye directamente en la investigación pero continuamente hay interferencias. Por ejemplo, en el caso de Diana, un periodista investiga que hay un testigo que dice que la vio entrar en una furgoneta, pues tienes que investigarlo. Más del 90% de estas informaciones no son ciertas, pero nos ocupa trabajo. Pero la línea fundamental no la altera.

-¿Hay patrones que se repiten en todas las desapariciones?

-Sí. La angustia de la familia. Independientemente de la persona, del caso del lugar, del tiempo. Porque si ya la pérdida de un ser querido es muy doloroso, cuando no sabes qué ha pasado el dolor se multiplica por mil, por la incertidumbre y porque uno siempre se pone en lo peor. Nosotros en estos casos siempre tenemos una persona dedicada en cuerpo y alma a la familia, para darle cariño, consuelo, confianza, porque la familia es una víctima colateral y hay que cuidarla mucho.

-En Córdoba hay dos casos que siguen sin solución, por ahora, el de Ángeles Zurera y el de Francisco Molina. Son dos casos distintos y de larga duración por ahora… ¿Conoce los casos?

-Son casos que la UCO no ha llevado, los conozco pero muy por encima, porque no conozco el detalle.

-¿Ninguna de las dos familias quiere que se dé por cerrado su caso? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que se dé un caso por perdido?

-Nunca se da por perdido. Bien es verdad que el caudal investigativo con el paso del tiempo se agota. Porque vas agotando todas las líneas de investigación y al final no queda ninguna. Pero el caso sigue abierto a la espera de que algo ocurra que te aporte luz.

-¿Están bien dotados los cuarteles y comandancias para abordar este tipo de casos?

-Falta gente. Eso es un mal general. Durante la crisis la Guardia Civil sufrió la no reposición de la gente que causaba baja por edad y ahí se arrastra un déficit. Siempre faltarán medios, pero también es verdad que los medios no pueden ser ilimitados, porque la administración tiene un tamaño y los presupuestos tienen unas limitaciones. Bien es verdad que los casos de desaparición más sonados, los especialistas más especialistas, que están en la UCO, siempre han apoyado a las comandancias, con lo cual, entre unos y otros, los medios que hay sí son suficientes.

-La falta de recursos está precisamente detrás de su cese al frente de la UCO ¿Es esa la asignatura pendiente del Gobierno respecto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado?

-Es un tema recurrente y habría que cambiar un concepto y es que la seguridad no es un gasto. Es una inversión y más en un país turístico como es España. La gente viene a España porque es un país seguro. Invertir en seguridad, obligatoriamente es una inversión que te va revertir beneficios.