Madinat al-Zahra, como recomienda la Unesco que se denomine al conjunto arqueológico cordobés que camina con paso firme hacia el título de Patrimonio de la Humanidad, ha recibido la mejor de las noticias a un mes y medio de la resolución final, el informe favorable del Icomos a su candidatura, lo que ha provocado que la ilusión y las expectativas se desborden ante la posibilidad de que Córdoba alcance su cuarto título de la Unesco entre finales de junio y principios de julio. Pero no todo han sido parabienes, ya que el organismo asesor también hace una serie de sugerencias de las que hay que tomar buena nota y que comienzan con la recomendación de denominar al conjunto arqueológico ciudad califal, lo que, según explica Marcelino Sánchez, director de Bienes e Industrias Culturales de la Consejería de Cultura, significa respetar su nombre histórico y que, oficialmente, la denominación del monumento recoja su origen árabe y no su traducción al castellano. «Nos parece razonable y, a partir de ahora, en los documentos oficiales, folletos, etcétera, se irá cambiando la denominación», dice Sánchez.

Pero este no es el problema mayor. El Icomos también alude a la necesidad de más inversión en este enclave gestionado por la Junta: «El plan de gestión es razonable y está bien organizado, pero desgraciadamente la conservación de algunos edificios ha sufrido retraso debido a limitaciones financieras», dice el informe del Icomos, que añade que «se requiere de un apoyo económico especial por parte de instituciones externas», lo que sugiere buscar fondos complementarios. Difícil tarea.

Empresarios turísticos

Por otro lado, el documento destaca que «la actividad empresarial local y las comunidades de gestión del turismo de la ciudad han acogido con entusiasmo la iniciativa de marca promovida por la autoridad local, pero ni participaron en la elaboración de la candidatura ni participan de forma significativa en la financiación». «Siempre serían bienvenidos muchos más recursos, pero lo que creo que tenemos que plantearnos es que no falte la continuidad, sería el mejor beneficio que le haríamos a Medina Azahara», prosigue Sánchez.

Otra de las sugerencias del Icomos tiene que ver con una cuestión conocida por todos desde hace tiempo: el organismo internacional se muestra preocupado por la seguridad del yacimiento y por el impacto que podría tener la proliferación de parcelaciones ilegales como las que ya existen en su entorno. En este sentido, insta a la Administración a establecer «una seguridad adecuada» y a implementar medidas que sirvan para mitigar o suavizar los bordes de los asentamientos ilegales. Sobre el impacto en el paisaje, Sánchez reconoce que «hay que hacer una implantación de medidas paisajísticas» para romper esa visión a través de una masa vegetal compuesta de árboles, arbustos, etcétera. En cuanto a la alerta por la posible proliferación de casas ilegales, el experto explica que «el informe pide que se siga vigilando para que no haya ninguna alteración» y «desde que hace 20 años se coordina un plan especial con la delimitación de un BIC no ha habido más afecciones».

Entre los retos del conjunto arqueológico figura la creación de una pasarela que comunique el centro de recepción de visitantes con el propio yacimiento y, según Sánchez, en este aspecto «ya se está trabajando, pero no se acometerá hasta que no tengamos resuelta la adecuación de los recorridos que acaba de autorizar la comisión de Cultura. A partir de ahí, se podrá poner en marcha un plan de acción para que la visita se haga con un orden ajustado a una mejor comprensión del sitio».

Una vez pasada la prueba técnica, queda la parte política y diplomática en Baréin, algo que para Sánchez solo supone «explicar bien el proyecto e ir con la seguridad y la tranquilidad que da presentar una joya de la envergadura de Medina Azahara». «La candidatura va en las mejores condiciones para ese comité; ojalá todos los expedientes que lleve España a esa asamblea vayan con la solvencia que lleva este».