«Si alguien tiene necesidad de restaurar un libro, de encuadernarlo o de aprender a encuadernar, como se ha dado el caso, pueden recurrir a mí. También me ofrecí para enseñar música o guitarra», detalla José Antonio García, uno de los usuarios del Banco de Tiempo de Córdoba.

Este maestro jubilado, de 76 años de edad, fue ayer uno de los asistentes a la primera jornada de Bancos de Tiempo, organizada en el Centro Cívico de Poniente Sur por el Banco de Tiempo de Córdoba y el Ayuntamiento de la ciudad para promover el desarrollo de esta iniciativa.

José Antonio García destaca que se ha beneficiado del servicio de un albañil y se ha apuntado a clases de francés. También señala que «lo más bonito es que lo mismo vale una hora de un albañil que la de un abogado», ya que se paga a la persona con un cheque por valor del tiempo que ha empleado en ayudar a otra.

Como él, Isabel López, de 68 años de edad y ama de casa, es otra usuaria de este proyecto. Ella se hizo voluntaria para ayudar a personas mayores y a través del Banco de Tiempo ha tomado clases de inglés y participa en las salidas culturales por Córdoba y en los talleres. Por otro lado, Antonio Gracia, que tiene 62 años de edad y ha sido docente, comenta que acude a aprender inglés, precisando que «tenemos varios niveles, hay uno un poquito más elevado que lo tiene Pepe Navarro, un profesor de la Universidad de Córdoba jubilado, y hay otro más básico para gente que se está iniciando». Antonio abunda en que además de conocer un idioma, está aumentando sus relaciones con otras personas.

El presidente del Banco de Tiempo de Córdoba, Ricardo Rojas, apuntó acerca de esta jornada que «lo que nos une a los asistentes es el interés por buscar fórmulas de economía colaborativa que nos permitan ayudarnos» y concretó que en esta entidad se pone en contacto a personas que necesitan el tiempo de otras personas, pero «son ellos los que de buena vecindad se ayudan mutuamente».