-Está recién aterrizado de Gran Canarias. Parece que el fuego se está estabilizando y pierde fuerza.

-La perspectiva en las últimas horas es más positiva. Tenemos una ventana hasta la llegada de la próxima ola de calor y estamos empleándonos a fondo para conseguir extinguir el incendio, el mayor del año en España y uno de los grandes de la última década. La prioridad ha sido evitar la pérdida de vidas humanas y la contención del fuego. Mi perspectiva es optimista pero cauta.

-¿Hubiera sido menos grave la situación con una base permanente de hidroaviones en la isla?

-Estos debates se producen siempre que hay incendios, pero lo dicen los técnicos: la naturaleza del fuego, su origen y desarrollo hacían prácticamente imposible una extinción inmediata. El debate no está en los medios, sino en la extinción, y en ello estamos.

-¿Cuántas crisis del ‘Open Arms’ necesita la UE para articular una respuesta a la inmigración?

-Tenemos una situación peculiar. El Gobierno de España está defendiendo la aplicación estricta del derecho internacional y el humanitario. Eso nos ha llevado a un enfrentamiento con el Gobierno italiano, por culpa de la cerrazón de sus autoridades. Y, por otra parte, una inacción de la Comisión Europea bastante significativa. La UE está en una fase de tránsito, tras las elecciones, pero hay que decir que la política migratoria va a seguir siendo uno de los grandes retos. Así que o Europa se dota de una auténtica política desde el punto de vista de la seguridad de sus fronteras, pero también de las posibilidades de acceso, permanencia y trabajo de los inmigrantes en su territorio de una forma armonizada, o vamos a tener problemas en el futuro.

-Pero hay visiones muy distintas dentro de la misma UE en cuanto a política migratoria.

-Sí, y algunas que rechazan radicalmente la entrada de inmigrantes francamente alejadas de los principios europeos. La política migratoria es uno de los grandes retos de la UE, junto a completar la unión económica de la zona euro y la defensa. Sin respuesta a esto tendremos crisis recurrentes, especialmente en España.

-Pasando a la escena nacional, el lunes Unidas Podemos lanzó una nueva propuesta al PSOE, ¿ha tenido ocasión de leerla?

-Sí. Creo que la propuesta, haciendo un juego de piezas, es lo que en los sucesivos momentos de la negociación frustrada de julio puso el PSOE sobre la mesa. Es decir, en el fondo lo que está diciendo Podemos es: nos equivocamos, deberíamos haber aceptado vuestra propuesta y ahora queremos volver sobre ella. La vida tiene momentos y tienen que aprovechase. Heráclito lo decía: nadie se baña dos veces en el mismo río. Esta negociación ha evidenciado cosas que nos preocupan como la visión de Estado, porque tenemos un proceso en curso en el Tribunal Supremo. El PSOE es un partido de izquierdas, pero claramente defensor de la unidad de España. Estamos a favor del refuerzo del estado autonómico, pero no de aventuras temerarias. Y una segunda cuestión: el concepto de la acción de gobierno. Yo no soy ministro de Agricultura y hago lo que quiero; estoy en un equipo. Me da la impresión de que en Podemos uno tiene una idea una noche y la saca como idea de su ministerio. Todo eso ha conducido a una cierta preocupación y una cierta desconfianza, que veremos cómo se puede superar. En el fondo, todo esto refleja que una cosa es el nivel local o el autonómico, y otra cosa diferente es el Gobierno de España.

-¿Cree que el electorado entiende que se puedan formar gobiernos de coalición PSOE-Podemos a nivel local y autonómico, pero no estatal?

-Mi visión es que un gobierno local no es el Gobierno de España. La gente está contenta cuando ve a los políticos ponerse de acuerdo, pero formar gobierno en España no depende sólo de personas, no depende de la voluntad del presidente, sino también de otros partidos: Podemos, PP, Cs...

-¿Piensa, como dijo Ábalos, que la disyuntiva coalición-elecciones es «casi un chantaje»?

-Lo definió muy bien, la otra alternativa no parece hoy por hoy muy viable aunque debería serlo: una abstención por parte del PP o de Cs.

-¿Por qué alguien del PP o de Cs debería abstenerse en un segundo intento de investidura?

-Porque existe una responsabilidad. Creo que el patriotismo se demuestra en los hechos, no en las palabras. Una acción patriótica, como hizo en su momento el PSOE, sería abstenerse para facilitar la formación de gobierno. Los ciudadanos comprenderían difícilmente que hayan votado y que los partidos no sean capaces de conformar un gobierno. Hay analistas que dicen que el esquema constitucional y el de la ley electoral está conformado sobre el bipartidismo imperfecto, que ahora se ha visto corregido, eso es verdad. Como lo es que en España tenemos unos tiempos largos. Habrá que hacerse esa reflexión, pero ahora lo urgente es desbloquear la situación.

-¿Tiene intención el PSOE de sentarse con Unidas Podemos en los próximos días?

-El presidente ha diseñado un esquema de trabajo, en el que ya se han iniciado contactos con algunas fuerzas políticas. La voluntad del PSOE es tener contacto con todos para poder desbloquear esta legislatura. Además, está concluyendo una ronda de reuniones con representantes de las organizaciones económicas, sociales y la sociedad civil para enriquecer la plataforma electoral del PSOE y también el programa que propusimos en julio a Podemos. A partir de ahí, existe la oportunidad de hacer posible lo que entendemos que la mayoría de los ciudadanos ha querido: un gobierno de izquierdas presidido por Pedro Sánchez.

Nos vamos a enfrentar a una vuelta de curso político particularmente complicada, no solo por la sentencia del TS sobre Cataluña, sino también por el Brexit y la situación comercial internacional con la guerra entre China y Estados Unidos. Trump busca su reelección y todo eso lo veremos este fin de semana en Biarritz, en la cumbre del G7. Todo esto nos conduce a una tensión creciente y a un momento preocupante.

-Vamos, la tormenta perfecta y España sin Gobierno.

-Estamos en funciones y aunque estamos trabajando, hace falta un nuevo gobierno desde el punto de vista presupuestario y necesitamos tener voz en la UE, que está en plena negociación para el periodo 21-27, que incluye la PAC.

-Entonces, ¿cuál es su sensación?, ¿qué cree que va a pasar?

-Por naturaleza, --soy de la escuela de Antonio Gramsci--, no quiero ser pesimista. Tenemos todas las cartas ahí. El tiempo y las condiciones son suficientes, nada hay que impida llegar a un acuerdo de gobierno.

-¿Pero sería un acuerdo programático apoyado por Podemos desde fuera del Gobierno?

-Efectivamente, esa es la base. Hay muchos mecanismos de control político y parlamentario para poder desarrollar un acción progresista de gobierno.

-¿Quién es el responsable de que haya una posibilidad de reeditar unas elecciones?

-Aquí pasa como en los incendios, cuando hay fuego lo que hay que hacer es extinguirlo. Quiero ser optimista y quiero pensar que antes del 23 de septiembre hay tiempo para que se forme un nuevo gobierno. Quiero pensarlo y creo que es posible.

-¿Se han tranquilizado las aguas en el PSOE cordobés o vaticina un congreso entretenido?

-Veo al partido mejor en la medida en que ha mejorado mucho en sus resultados electorales, aunque lamento la pérdida de la Alcaldía de Córdoba. Desde un punto de vista orgánico, esto es un partido unitario en la acción, pero diverso en la opinión de las personas que lo integran. El ambiente está mejor que hace unos meses. Respecto a la elección de los órganos de poder del partido es algo que siempre genera tensiones, a veces políticas y la mayor parte de las veces, humanas.

-¿Qué le parece el informe de expertos de la ONU sobre la ganadería y el cambio climático?

-No sé si todo el mundo que ha hablado de este informe lo ha leído. Yo lo he leído y lo publicado y lo que contiene tienen bastante poco que ver. Quiero precisar que pone el foco en la afectación del sector primario en las tareas del cambio climático, desde un punto de vista positivo y negativo, pero que se ha subrayado solo lo negativo. También quiero decir que el informe indica que el grado de verosimilitud de las conclusiones es medio o bajo, no elevado. ¿Qué quiero decir? Pues que el cambio climático está ahí y tenemos que luchar para preservar la biodiversidad. Nadie puede eludir esa realidad, tampoco el sector primario, pero de eso a pensar que todos los problemas vienen de aquí creo que no es verdad, y me parece particularmente injusto que se haya puesto el dedo sobre la ganadería. Voy a poner un ejemplo, nadie se cuestiona la cantidad de litros de agua que se emplean en fabricar una camisa. Demonizar es un mal instrumento y crear alarma, también. Tenemos que luchar contra el cambio climático, pero culpabilizar al sector cárnico es un error. Entiendo la preocupación y la indignación de los ganaderos.

-Hay un debate sobre la eliminación del panel de catas para distinguir la calidad de los distintos tipos de aceite. ¿Cuál es su opinión al respecto?

-El sector del aceite está atravesando un momento complejo. Hemos alcanzado una cosecha récord de 1,78 millones de toneladas y estamos en puertas de conseguir los 2 millones en España, y los 4, a nivel mundial. Si queremos que la nueva producción no se vuelva contra nosotros necesitamos ampliar los mercados e incrementar el consumo. Esa es una de las grandes tareas, además del tema de la calidad, donde entran los paneles de cata. Yo no solo creo en que es un sistema legal, sino que es un sistema eficiente que funciona bien. Lo que pueden es mejorarse para lograr unos resultados más homogéneos desde el punto de vista del juicio de los aceites analizados. Pero el sistema no se puede poner en juicio globalmente, si no se quiere poner en juicio el sector. El ciudadano tiene derecho a saber qué consume y de dónde viene, y este es un elemento en el que también estamos trabajando.

-¿Hay que actualizar los precios de referencia para activar el almacenamiento privado y evitar los bruscos cambios de precio del aceite?

-En las últimas semanas ha habido una cierta recuperación de los precios, pero es importante que tomemos medidas para elevarlos. Este Gobierno, al igual que hizo el PP, va a pedir que se eleven los umbrales de intervención de la UE, pero es difícil que se apruebe porque no quieren hacerlo ni los países del Norte, ni Italia. Pero hay alternativas como el del almacenamiento privado, que han impulsado las cooperativas agroalimentarias de España y la Interprofesional del Aceite de Oliva. La medida tiene mi pleno apoyo y el del ministerio. Ya he hablado con el comisario Hogan, con los servicios técnicos de la Dirección general de Agricultura y la de Competencia, y estamos en contacto con la Comisión Nacional de la Competencia para que en los próximos meses podamos conseguir una autorización positiva para este mecanismo.

-¿Qué efectos tendrá el Brexit en la agricultura y ganadería cordobesas?

-Un Brexit sin acuerdo es una situación que no queremos ni la UE ni España, pero tampoco deberían quererlo los británicos. El Gobierno tiene su plan de contingencia, pero nos enfrentamos a un fenómeno sin precedentes. Todo esto afecta a nuestros intercambios comerciales. Nosotros estamos en una exportación de 4.200 millones de euros anuales al Reino Unido. Hay productos del vino, aceite y productos frescos como frutas y hortalizas. Es evidente que constituye un auténtico reto. Vamos a tratar de minimizar los efectos, pero es muy pronto para hacer una predicción. Lo mejor que pudiera ocurrir es que no hubiera Brexit, y si lo hubiera que fuera de una forma pactada.