-Ha sido un año muy intenso con la celebración del aniversario de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes, que culmina hoy con la presentación del libro 50 años de ETSIAM, editado por Diario CÓRDOBA. ¿Cómo se ha desarrollado este programa de actos tan completo, en el que ha quedado patente el peso social de la Escuela?

-Desde el principio quisimos plantear un programa de actos que estuviese a la altura de la trayectoria de este Centro, una trayectoria que ha sido ampliamente reconocida nacional e internacionalmente. Ha sido un programa amplio y diverso, en el que se han combinado actos de carácter académico con otros más institucionales, sin faltar los de carácter lúdico. Es un programa que ha buscado poner de manifiesto lo que la Etsiam ha aportado y, al mismo tiempo, acercar este centro a realidades a las que tanto debe: a la sociedad y al entorno empresarial e institucional, con el que siempre ha mantenido sólidas alianzas que se han traducido en importantes contribuciones para el desarrollo del sector agroforestal. La respuesta de empresas e instituciones, y de toda la familia ETSIAM, ha sido magnífica; hemos sentido el respeto y el reconocimiento por nuestro trabajo. Son numerosos los premios que hemos recibido este año: Premio Agricultura de la Junta de Andalucía, Placa de Oro de la Orden Civil del Mérito Agrario, Alimentario y Pesquero Sección Mérito Agrario, reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Córdoba, Premio a la Excelencia Agroalimentaria concedido por ANIA, nombramiento como socios de honor de Ecovalia, capataces de honor de la Vendimia Montilla-Moriles, Premio Felipe González de Canales a la I+D+i Agraria y Agroalimentaria y Premio Cristóbal de la Puerta de Editorial Agrícola. Agradecidísimos por todo ello, por lo que significa que las instituciones y el sector reconozcan la labor que la Etsiam ha desempeñado y sigue realizando. El peso social que ha quedado patente en nuestra celebración nos enorgullece y tiene un valor inmenso, pero también es una responsabilidad para seguir dirigiendo nuestro esfuerzo a dar respuesta a las necesidades que el sector plantea en cada momento.

-En estos 50 años, son muchos los nombres que han contribuido a que la Etsiam sea el centro de referencia que es hoy. ¿Es bueno echar la vista atrás para poder proyectar mejor el futuro?

-En la celebración de un cincuentenario es imprescindible mirar hacia atrás, pero no lo hacemos con nostalgia ni con complacencia, sino con respeto y orgullo. Tenemos absoluta admiración por los que comenzaron este camino, personas con una enorme capacidad, pero sobre todo con ilusión y cariño a la Etsiam. Ellos son los que nos han impulsado a todos, y los frutos han sido abundantes: una investigación determinante para el desarrollo de un sector que no hubiera sido igual sin las aportaciones de esta escuela y sus casi 6.000 egresados, que impregnan el tejido agrario, agroalimentario y forestal andaluz y nacional pero también con una fuerte presencia en el ámbito internacional. Una mirada al pasado con un especial agradecimiento a don José Ruiz Santaella. Nuestro primer director fue la figura clave en la elección de Córdoba para crear aquí en los años 60 una Escuela de Ingenieros Agrónomos. Su empeño fue determinante y el mejor homenaje que puede rendirle la familia Etsiam es trabajar para seguir manteniendo el prestigio nacional e internacional de nuestra escuela. Nuestro agradecimiento también a la contribución que hicieron los agricultores cordobeses para financiar parcialmente el proyecto de la Escuela de Agrónomos. Estas son nuestras raíces, que han marcado la estrecha relación y el trabajo en común con el sector. Pero, sin ninguna duda, la celebración de nuestro 50 aniversario ha servido para impulsar la proyección hacia el futuro, incidiendo en dos ámbitos: la visibilidad y la cohesión interna. Hemos logrado llegar más y mejor a la sociedad, dar visibilidad a lo que hacemos, a nuestra investigación, a nuestro potencial para la innovación y la transferencia y a la calidad del profesional que formamos en este centro. Y, por otro lado, este aniversario ha servido para reforzar la cohesión interna, para fortalecer la identidad de centro, lo que se convierte es un requisito imprescindible para nuestra proyección futura.

-¿Qué tiene que ver la Etsiam que usted dirige con la que echaba a andar hacer medio siglo?

-La esencia de la Etsiam permanece intacta: investigación de primer nivel, alianzas estratégicas con el sector y dimensión internacional. Estos son nuestros principales argumentos para atraer a jóvenes que quieran formarse en profesiones que se sitúan en el núcleo de los grandes retos globales de hoy en día: alimentación, cambio climático, agua, digitalización o despoblamiento. Si hay algo que ha caracterizado siempre a la Etsiam ha sido su capacidad para provocar cambios de tendencia, impulsando continuamente procesos de innovación. Fuimos pioneros en el acercamiento a nuestro entorno empresarial e institucional y en el impulso de la dimensión institucional. Hoy en día, seguimos trabajando apoyados en estos pilares, y así tratamos de liderar un nuevo cambio de tendencia que es el impulso de la transformación digital en el sector agrario, agroalimentario y forestal. La realidad de hoy en día es diferente, pero lo importante permanece: la capacidad de los investigadores y profesores, la confianza que el sector y las instituciones depositan en nosotros y, sobre todo, la ilusión. Seguimos siendo un centro de referencia en los ámbitos agrario, agroalimentario y forestal, que hace que la Universidad de Córdoba se sitúe en lo más alto de los ránkings en estas disciplinas.

-Usted lleva tres años como directora del centro, la primera mujer en estos 50 años, por cierto. ¿Cuál es su balance? ¿Qué retos tiene pendientes?

-El balance es muy positivo, aunque debo reconocer que estos tres años no han estado exentos de dificultades. Debo destacar los magníficos resultados en lo que a investigación e internacionalización se refiere, el esfuerzo por estar presentes en el día a día de las empresas e instituciones del ámbito agrario, agroalimentario y forestal y, sobre todo, la cohesión interna. Entre los retos pendientes puedo citar la consolidación de la Enología en nuestro centro. Nuestro propósito es reforzar las alianzas con centros de formación no universitaria de nuestra provincia y con la Denominación de Origen Montilla Moriles. Hemos realizado ajustes y completado nuestra oferta formativa para adaptarla a lo que la sociedad demanda; el master DigitalAgri es un claro ejemplo. Nuestro reto es continuar con esta adaptación, introduciendo algunos cambios en nuestros títulos para responder mejor a ámbitos claves como son la biotecnología o la transformación digital.

-¿Qué problemas reales tiene el campo a los que pueden hacer frente desde la profesión?

-Los principales retos a los que se enfrenta el campo hoy en día se convierten en el objeto de nuestra investigación, dirigiendo al mismo tiempo nuestra actividad para formar al profesional que el sector necesita. La transformación digital es ya una realidad, pero hay que ofrecer profesionales que combinen competencias digitales y agroforestales para acompañar al agricultor en este proceso. El cambio climático y la necesaria adaptación al mismo, la mejora en la eficiencia en el uso del agua, la elaboración de una política pública dirigida al sector agrario que reconozca la realidad del mismo, la apertura y consolidación de mercados que ofrezcan precios remuneradores a los productores, la lucha contra plagas y enfermedades o la necesaria combinación entre la sostenibilidad y la búsqueda de competitividad, son algunos de los problemas reales del campo hoy en día a los que se les debe hacer frente desde la profesión.