El estado de alarma por el coronavirus está teniendo un fuerte impacto en el sector de la moda flamenca, que da por perdida la temporada. Diseñadores, talleres y tiendas tienen las ventas paralizadas y no ven tan claro que se vayan a recuperar en otoño si finalmente se celebran las fiestas que se están aplazando.

Juana Martín es una de las diseñadoras que da «la temporada por perdida» porque, aunque pueda vender algo, no cree que para después del verano queden ganas de comprar. «No quiero ser negativa y a lo mejor la gente sale a la calle con ganas de divertirse, pero tendremos que divertirnos con cabeza y es complicado hacerlo guardando las distancias sociales», afirma.

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El estado de alarma ha truncado los planes de este sector. «Teníamos vendidos bastantes trajes y hacíamos un desfile previo para presentar la nueva colección a beneficio de la investigación del cáncer en el Reina Sofía, que era el 12 de marzo, pero tuvimos que aplazarlo y ahora estamos a la espera de ver qué se puede hacer», explica la diseñadora. En esta situación, los encargos se han aplazado a la espera de ver si la larga lista de eventos perdidos pueden recuperarse.

Elisabeth Pantojo ha sustituido la confección de trajes por la de mascarillas.FRANCISCO GONZÁLEZ

Por perdida da también la temporada la diseñadora Elisabeth Pantojo, que asegura que «todo está parado completamente, no se vende colección, no hay encargos personales y lo poco que había empezado a entrar está parado porque los clientes no se pueden probar». Y lo peor, señala, es que «no se sabe lo que va a pasar» tras el verano. En caso de que en septiembre u octubre hubiera ferias, «la gente para entonces no se va a hacer un traje porque para eso espera a la campaña del año siguiente», señala. Por ello, se muestra convencida de que la «temporada fuerte se ha ido a pique y en octubre nadie pensará en un traje de gitana». Además, a esto se une que «la economía estará por los suelos», por lo que «es una completa ruina». Elisabeth se ha visto obligada temporalmente a sustituir volantes por mascarillas, que está confeccionando «y se las lleva quien las necesita».

La Carrucha es el nombre de la tienda que Francisca Ureña y Araceli Granados tienen en Tecnocórdoba, que se dedica a la moda flamenca de señora y niñas. «Esta crisis nos está haciendo polvo porque los pedidos se han suspendido», afirma Francisca. Sin embargo, «los tejidos sí están comprados y no sabemos para dónde tirar, pero seguramente tendremos que dar por perdido el año porque desconocemos qué va a pasar en octubre», lamenta. «Si hay feria en octubre se podría salvar algo», aunque se hayan quedado en el camino romerías y el Rocío. Esa es la esperanza que tienen.