Después de doce años de residencia en España, la familia de rumanos que habitó durante los últimos tres años la antigua nave de Calmante Vitaminado fue desalojada. Se trata de un matrimonio con tres hijos que se dedica a la recogida de chatarra.

Los actuales propietarios de la nave procedieron al desalojo de la nave la semana pasada, tras la orden judicial, solicitando la familia ayuda por parte de los servicios sociales del Ayuntamiento. La respuesta municipal fue la concesión de alojamiento en la habitación de una pensión para los tres menores y una persona mayor. Pero la madre se negó al considerar que de esta manera se separaba la familia. La estancia, de siete días, que ofrecía el Ayuntamiento tenía fecha de caducidad, hasta el próximo domingo 14 de julio, tiempo para que la familia solucionase su problema, según Servicios Sociales, ya que, según este área municipal, la familia no pudo ser ubicada en la Casa de Acogida por no tener plazas disponibles, además de que no es «un ambiente apropiado para los menores». Aparte de la habitación en la pensión, el Ayuntamiento ha ofrecido al resto de la familia del asentamiento desalojado poder usar las duchas y las lavadoras que hay en la antigua escuela infantil, así como el resto de servicios de día que hay en la Casa de Acogida.

Pero la solución ha llegado a través del padre Vida, de la iglesia Virgen de Linares, que les ha proporcionado tiendas de campañas, que han colocado debajo de un puente inacabado de la Ronda Norte, cercano a La Asomadilla, donde han habilitado varios espacios debajo de la estructura para hacer más habitable la estancia, aunque contando con numerosos inconvenientes, como enumera Pepe, un cordobés que lleva tres años viviendo con la familia. Entre los incomodidades que sufre la familia, según indica Pepe, están «que no hay agua, no tienen servicios de nada. Todo se hace en el campo. Se lavan con el agua de una botella la cara. Cuando se quieren duchar un poco hay un canal cerca y se meten dentro de él, y hay que tener mucho cuidado con los niños porque es un peligro, ya que el agua va muy deprisa». Además, previendo que la situación pueda alargarse, no es un lugar para pasar el invierno, según denuncian.

La familia pide, a través de su portavoz, Pepe, alquilar una nave o «cualquier cosa» por unos doscientos euros, para poder vivir de manera digna y tener un lugar donde guardar el carro con el que recogen la chatarra. O algún sitio con agua y luz y que el Ayuntamiento le ayude a pagar algo del alquiler y no sea gravoso para el Consistorio.

La familia se encuentra, según Pepe, empadronada en Córdoba y dos de los niños están escolarizados en colegios de la ciudad, mientras el tercero es un bebé. Hasta ahora han estado viviendo en la antigua nave de Calmante Vitaminado, con la ayuda económica de Pepe, que sigue con ellos, pero han tenido que trasladar debajo del puente todos los enseres que han ido acumulando durante los tres últimos años y que conformaban un hogar, que ha desaparecido tras el desalojo. Hoy, Pepe grita «¿No hay nadie que se estremezca para decir vamos a darle una solución?».