Lo van a llevar mucho este año el brillante en el ombligo. Me refiero, claro está, a las mujeres. Aunque los hombres si quieren también pueden lucirlo. Porque lo llevó en Nochevieja Cristina Pedroche, que la traigo más que nada porque gracias a su apellido sonó mucho, aunque fuera en singular, una comarca de nuestra geografía. No saben cuánto. De hecho, no sé si pedir que en el mapa de lo que es tan nuestro le demos un homenaje, siempre en el buen sentido, que hay que tener cuidadito, mucho cuidadito, en lo que se dice y se escribe. Sobre todo en los que se escribe, porque lo que se grita se lo lleva el viento, pero en lo que se deja escrito... escrito queda para siempre.

Y seguimos, que hay mucha tela que cortar. ¿Les he dicho ya que feliz año 2019? Pues ya queda dicho. Y aprovecho para echarle una mano a nuestro paisano Rafael Cremades, que dio la campanada con la mejor intención desde Nueva York en la noche de las uvas. La intención era estupenda: viajar hasta tan lejos para gritar en el sitio del enemigo, en este caso Donald Trump, que ya saben lo que ocurre con nuestras aceitunas de mesa. En fin: que valientemente, y olivas en mano, cambió las uvas (aunque de ellas también tengamos muchas) por aceitunas, sin hueso y bien aliñadas, mas bien pequeña que grande, para hacer patria. Y no se trata de mirarse al ombligo.

Por cierto, que hay un dato, a propósito del ombligo que no quiero pasar por alto, en este caso por bajo. Y es que según el último número de la revista National Geographic (que sabe lo que se dice y se descubre en el planeta desde hace mas de cien años), solamente en el agujero del ombligo, hay dos mil seiscientas bacterias de diferentes clases. Como poco y científicamente demostrado, que se han contado sistemáticamente por un profundísimo estudio publicado por la revista.

Y sin cambiar de tema, el ombligo mas lindo del mundo este verano fue el de María Eugenia de Irujo, la duquesa de Montoro, mi querida niña Eugenia, a la que quiero tanto. Lo dije en la televisión y, en un AVE de paso, me encontré a mi niña que me dio las gracias. La quiero mucho, y además se me nota.

Más les tengo que decir. Estoy contentísimo de ver como Pepe Reina, nuestro guardameta celestial, trajo regalos a los niños de una clínica que tanto nos necesitan.

Y no lo quiero olvidar, por que además escribo muy poco de ella, a nuestra alcaldesa de Córdoba, María Isabel Ambrosio, que me envía (muchas, muchas gracias) una felicitación de año nuevo en la que además de sus palabras de su puño y letra dice recordando a Medina Azahara que «no había más belleza en el mundo», además de evocar las cuatro declaraciones de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. Así, la regidora muestra «mis mejores deseos para quienes trabajan cada día para hacer de Córdoba la ciudad de las oportunidades, la igualdad, la belleza, la historia, la emoción y el futuro».

¡Olé, alcaldesa!

Y por si fuera poco, sobre ese fondo violeta, lo que Pablo García Baena, el poeta siempre resucitado, escribió en su día y que también se refleja en la felicitación de la alcaldesa : «Toda Córdoba Patio. Toda Córdoba atrio de Roma, edén árabe, huerto judío, y si alguien puede llamar suyas las rosas será esta Cordoba de los mayos felices, de las noches largas como miradas de fiesta», dice el texto.

Dicho eso... aquí debería terminar mi perol de hoy, el primero del año. ¡Pero me quedan un cesto de cosas! Son hechos que lucen como un brillante. Por ejemplo, como Victoria Díaz, la hija de Manuel, la nieta del quinto califa, que por derecho de amor ha merecido, por encima de la tempestad hipócrita, un sitio ya como una de las que van a mandar (además de por bella e inteligente, me dicen) en el panorama de lo que será el año que comienza, de lo que me alegro tanto. Y al que le pese, como a veces digo, que reviente.

Y me dicen de viva voz algunos de esos amigos que tiene uno por el mundo sueltos que Rosalía, la gran estrella del año que ha pasado, aparte de ser catalana, o quizá por ello, está deseando cantar en Córdoba. Porque esta ciudad tiene algo, ha dicho ella en un revista, «que me atrae fuertemente». Niña de las uñas largas y brillantes... ya te estamos esperando. Avísanos cuando vengas y, desde luego, bienvenida. Como hay que saludar al frente de la Mesa del Parlamento andaluz y en la Presidencia del mismo a Marta Bosquet, que siendo de Almería, que por otra parte está ahí mismo, como saben es bella y eficaz al mismo tiempo. Tanto parece como si fuera de Córdoba. Bienvenida y buena suerte, señora.