A Noé le vas a hablar de lluvia o, si lo prefiere, a Fernández le vas a comentar de vaivenes en el club. Si alguien tiene experiencia en la plantilla sobre los movimientos en la planta noble e incluso lejos de ella ese es el hoy capitán del Córdoba. José Manuel Fernández debutó en diciembre del 2010, bajo las órdenes de Lucas Alcaraz, en el encuentro de Copa contra el Deportivo. Aquel que se jugó bajo un diluvio en una eliminatoria lastimosamente tirada por la mano de Jonathan Sesma en Riazor. En el encuentro de ida, el técnico granadino hizo debutar al lateral, que acababa de cumplir 21 años, con un diluvio cayendo sobre El Arcángel.

También llovía metafóricamente en el palco. Unas horas antes había llegado al aeropuerto de Sevilla Pietro Lo Monaco y Alessandro Gaucci, caras visibles de Augusta Business Capital, la empresa que compraría el Córdoba a Prasa, que iba a quedarse con un 20% del accionariado del club.

Seis meses después, llego sin embargo Carlos González y Fernández fue uno de los integrantes de aquella plantilla que jugó la eliminatoria de ascenso contra el Valladolid. En el mercado invernal de la siguiente campaña tomaría el AVE a Zaragoza y regresó hace dos temporadas para vivir la última temporada (en realidad media campaña, porque González vendió en enero) con el madrileño al mando del club blanquiverde, junto a su hijo.

Y conoció a su tercer máximo accionista en poco más de siete años, Jesús León. Ahora, con intentos de alguno por recuperar foco y, si puede ser, el club, a quien no le va a afectar lo más mínimo cualquier pequeño vaivén es a Fernández. Él tiene el histórico del Córdoba.