Tiene el traje preparado, la coreografía ensayada y las mejores intenciones para el próximo baile. Le falta la invitación a la fiesta. Le han asegurado que estará allí, que hay sitio reservado, pero... Aquí se no va a ir el tembleque hasta que el nombre del Córdoba CF aparezca en el calendario oficial de la temporada 2020-21 en la Segunda División B. Quién nos iba a decir que en la ciudad se estaría celebrando -de forma íntima, porque lo de ir a Las Tendillas resultaría surrealista- que el club iba a ser uno de los cien integrantes de esa división comúnmente conocida como "el pozo". Pero así están las cosas.

Entre los muros del estadio se trabaja como si tal cosa -desde luego, el mejor modo de proteger la estabilidad mental-, pero en el entorno vuelven a hervir incómodas preguntas. El brazo ejecutor del grupo Infinity en el Córdoba CF, Javier González Calvo, volvió a protagonizar en los últimos días una gira por los medios de comunicación locales para insistir en que la presencia del equipo en Segunda B está garantizada. "Si no fuera así no hubiésemos gastado tanto dinero ni fichado a un cuerpo técnico", explica el dirigente extremeño. Mientras, desde la Federación Española se mantiene el hermetismo -tiene elecciones en el horizonte, con Rubiales apuntando a la reelección como candidato único tras el desmarque de Iker Casillas- y en la Federación Andaluza, cuyo jefe en la actual gestora es el cordobés Pablo Lozano, no pasan de la expresión de deseos entre lo melifluo, lo cortés y lo prudente.

Así llevan meses y aquí todo se atrasa: desde la designación del juez Caballero -propuesto como sustituto de Fuentes Bujalance tras prosperar la recusación contra él impulsada por la abogada Magdalena Entrenas-, de quien se espera que dé firmeza al auto de la venta de la unidad productiva del Córdoba CF SAD a Unión Futbolistica Cordobesa, hasta la campaña de abonos de la 20-21. El mañana no acaba de llegar.

El Cayenne de León

Un vehículo entrando en grúa a las cocheras de El Arcángel este viernes pasado. Una imagen icónica de una época que reconfirmó eso que muchos cordobesistas no se atreven a admitir por vergüenza propia y ajena: que su club es un campo ideal para vivales y mangantes, que lo han saqueado hasta dejarlo agonizante. El administrador judicial Francisco Estepa llegó incluso en su día a declarar que el Córdoba estaba muerto. Ahora tratan de insuflarle vida nuevos propietarios desde Baréin.

El auténtico drama del Córdoba es que cuando llega alguien nuevo no tiene como reto mejorar al anterior, sino levantar de nuevo una institución que está siempre en obras, inacabada, como el propio estadio en el que habita sin los papeles totalmente en regla. Aquí la palman por sobredosis de proyectos. Luego, en realidad, casi nada sale adelante y se termina sobreviviendo entre la improvisación y la suerte.

Entre la suma de herencias recibidas, el Córdoba ha terminado donde está ahora. Y el último legado -el de Jesús León, idealizado como lo fueron otros, antes y después, por parte de un cordobesismo ansioso de éxito- fue especialmente bochornoso. El Córdoba perdió todos sus fondos, la categoría profesional después de 12 años y su reputación, pero ha recuperado un coche. Por algo se empieza.

El Porsche Cayenne blanco que conducía Jesús León cuando fue detenido como presidente de la entidad blanquiverde, el pasado 7 de noviembre, se encontraba en el domicilio particular del montoreño cuando la Policía judicial registró la casa y se incautó tanto del vehículo como de diversos objetos personales, documentación y aparatos electrónicos. Después de siete meses en el depósito de vehículos de la Guardia Civil, el Cayenne regresó a El Arcángel. El Córdoba CF lo pondrá en venta para recaudar dinero.

¿Cuestión de fe?

El retraso de la campaña de abonados ha desconcertado a un sector del cordobesismo. Desde el club se había venido anunciando el lanzamiento, que se fijó para el jueves de la semana pasada. Se aplazó. Se espera que sea en la que entra, aunque ciertamente no hay más expectación que la que se generó desde el propio Córdoba. El último partido oficial se jugó a mediados de marzo y el próximo, si todo va por los raíles que esperan en el club, será en el mes de octubre. Sin fichajes-reclamo para el personal y un objetivo reiterativo -ascender sí o sí-, el Córdoba ha dicho que negocia con una entidad financiera para que los abonados puedan pagar su carné a plazos. Aunque también advirtieron que no cobrarán un solo euro hasta que el Córdoba CF está debidamente inscrito. Y esa fecha no la sabe -o no la ha dicho- nadie.