Conseguir un embarazo es una meta a la que cada vez parece más difícil llegar a juzgar por la proliferación de los tratamientos de fertilidad en España, fruto del retraso progresivo de la edad a la que las mujeres se plantean ser madres. Según la Sociedad Española de Fertilidad, si a los 30 años existe una probabilidad mensual de embarazo en una mujer sana del 20%, a los 40 años, esa probabilidad cae hasta el 5%. Si existe además un problema de fertilidad, «aún utilizando una técnica de fecundación in vitro, la probabilidad de tener un bebé sano es del 10% a los 40 años y del 5% a los 42», indica la SEF. La edad óptima para quedarse embarazada es de 20 a 30 años. Por más que se imponga el uso de métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados, lo cierto es que no es tan sencillo y, según los expertos, «la presencia de menstruación no asegura la capacidad de lograrlo».

En estas circunstancias, con miles de mujeres intentando quedarse embarazadas contrarreloj, los centros de fertilidad están viviendo un auténtico boom en España y desde el 2003 han experimentado un aumento del 61% y ya hay más de 300 repartidas por toda la península. Solo en Córdoba capital, existen al menos siete clínicas especializadas en técnicas de reproducción asistida. En el 2016, último registro nacional, se realizaron 138.553 ciclos de reproducción asistida y nacieron 37.000 niños. El 23% del total de esos tratamientos tuvieron lugar en Andalucía.

Cada vez menos demanda en la pública

Según Juan Lorente, director médico de la unidad de reproducción del hospital Reina Sofía, el número de parejas que recurren a la pública desde que en Córdoba se puso en marcha este servicio ha ido oscilando. «En el 2006, empezamos con 600 parejas y así estuvimos varios años, en ese momento no había listas de espera para la fecundación in vitro», explica. La crisis disparó el número de tratamientos y eso derivó en listas de espera que aún se mantienen por encima de los 15 meses para una fecundación in vitro, no así para la inseminación artificial. «Sin embargo, la demanda en la pública ha experimentado una bajada importante por la proliferación de clínicas privadas, sobre todo, entre los más mayores que no pueden esperar».

Y es que, según Lorente, por más que en el 70% de los casos donde se acude en busca de ayuda existe un problema de fertilidad masculino, «se trata de cuestiones médicas que se pueden solventar». Contra la edad de la mujer «no se puede hacer nada», recalca, «y ese es el factor determinante porque de eso depende en gran medida la cantidad y la calidad de los óvulos». Si la idea es recurrir a la Seguridad Social, es doblemente importante porque solo se puede recurrir a óvulos de donante en casos muy específicos si existe alguna patología. «Si no hay óvulos o son de mala calidad, no queda otra que irse a la privada», sentencia.

Para preservar la fertilidad de la mujer, está aumentando exponencialmente el número de mujeres que deciden congelar sus óvulos con antelación, aunque todavía no es una práctica muy extendida. El precio medio de una vitrificación de óvulos es de unos 2.000 euros, a los que hay que sumar el coste de renovación del contrato cada cierto tiempo, que se sitúa alrededor de los 300 euros. La recomendación de los médicos es congelar antes de los 35 años para optimizar la calidad del óvulo. En Córdoba, alguna clínica ofrece la posibilidad de congelar los óvulos gratis con antelación, algo que en la pública solo es factible en pacientes oncológicas. Según el doctor Lorente, «la congelación de óvulos, a diferencia de la congelación de embriones, no es una garantía de cara a un embarazo porque hablamos de células muy delicadas y no siempre es posible conseguir el embarazo después».

El incremento del negocio de la reproducción asistida no solo va ligado a la tardía edad de las mujeres que anhelan ser madres. También tiene mucho que ver la laxa ley española, que atrae al público extranjero. Nuestro país concentra un 40% del denominado turismo de fertilidad en Europa, de acuerdo con los últimos datos disponibles de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción Humana.

Las clínicas españolas abren la puerta a mujeres solteras y lesbianas, autorizan la donación de óvulos y semen y mantienen el anonimato de los donantes. En otros países, por el contrario, no se permite el uso de estas técnicas a parejas homosexuales o mujeres solas, como es el caso de Francia e Italia, los dos países que más turismo reproductivo hacen en España, a los que siguen el Reino Unido, Alemania y Marruecos.