Todos insisten en que la baraja no se ha roto, pero lo cierto es que el escenario se ha alterado sensiblemente antes de empezar a hablar de empleo. Tal y como se veía venir, el empleo es el arma arrojadiza en una fusión que no parece hacerse con la cordialidad debida, y en la que las partes no tienen la fluidez negociadora que sería deseable.

El consejo de Cajasur acordó ayer que cualquier plan de negocio que apruebe en el futuro no contemplará medidas traumáticas para la plantilla, pero el Banco de España esperaba para pasado mañana que se le presentase el plan de negocio previo a la fusión, y ese objetivo ya es casi imposible. ¿A qué se debe lo ocurrido ayer? ¿Ha estirado Unicaja más de la cuenta la cuerda? ¿Se escuda Cajasur en el tema laboral para no seguir adelante con un proceso en el que no está cómoda?

Los dos últimos días han sido de tensión y nerviosismo en la caja, hasta que ayer por la mañana empezaron los preparativos para la comparecencia de los representantes de la consultora Boston Group, que venían a exponer el plan de negocio conjunto, encargado por Unicaja para fijar el escenario de la futura Unicajasur.

Antes de que terminara la jornada laboral, los afiliados al sindicato mayoritario de Cajasur, Aspromonte, que ostenta el 71% de la representatividad en el comité de empresa, recibieron un correo electrónico de sus dirigentes en el que se les comunicaba la posibilidad de que por la tarde, en el consejo, se conociera el plan de negocio de la caja, con aspectos que podrían perjudicar o afectar a la plantilla y que no garantizarían buenas perspectivas de futuro. Aspromonte pedía a sus afiliados que permanecieran atentos ante posibles movilizaciones al tiempo que abogaba por la unidad de todos y recomendaba conservar la calma.

Solo este escrito bastaba para anticipar la movida de la tarde. La opinión de Aspromonte --que tiene a un representante en el consejo-- se conocerá hoy, ya que se reunirá con ATA en su ronda de petición de apoyo a las instituciones y colectivos para defender el empleo en Cajasur.

El plan de negocio, en el escenario de rentabilidad que dibuja, atribuye el 80% del excedente de plantilla a Cajasur, hasta sumar 988 empleados, 767 de su matriz y 221 del grupo de empresas. El citado informe no es una propuesta definitiva, sino un documento de trabajo todavía no cerrado, pero ha bastado para crear alarma. La estimación incluye los llamados planes individuales, es decir, los ajustes de plantilla que debería hacer cada caja antes de la fusión, y que para Unicaja suponen un recorte de 56 empleos y para Cajasur de 138. Después vendrían los otros ajustes hasta alcanzar los 1.224 que estima el documento (en torno al 15% de la suma de las plantillas).

El impacto de la propuesta es muy grande, pero en Cajasur se sabe desde hace tiempo que hay que reducir personal, Así lo estimó el fallecido director general Alfonso Tolcheff, que consideraba necesario recortar 1/3 de la plantilla para sostener la viabilidad, o su sucesor, Carlos Senet, que calculó unos 700 puestos de trabajo menos para hacerla rentable. La última estimación era del 10% de la plantilla, en torno a los 310 trabajadores, y se incluía en el plan de viabilidad presentado por Cajasur al Banco de España para seguir en solitario, que no se aplicó en materia laboral al iniciarse el proceso de fusión con Unicaja.

La estimación es negociable (ayer mismo en las cajas catalanas se rebajó de 1.800 a 1.300 empleados la previsión de ajuste), y, más que en la cifra global, podría tener sus claves en las zonas objeto del recorte. Por ejemplo, en los servicios centrales de Córdoba, que emplean a más de 600 personas, se calcula que sobran 336 empleos.