Corren malos tiempos para ´papá Estado´. En apenas un año, la aplicación de la Ley de la Dependencia en España se ha convertido en el gran pozo sin fondo de las arcas estatales y promete ir ´in crescendo´. Solamente en Andalucía, el presupuesto previsto para el 2008, que era de 270 millones de euros, ya se había gastado y por dos veces (500 millones) en los primeros nueve meses del año. Y eso que no paran de llover quejas de usuarios insatisfechos.

No sé si el inventor de esta ley calculó el coste real que supondría ofrecer como un derecho más la atención a todo dependiente, esté su bolsillo como esté, pero me apuesto algo a que la cifra resultante ya tiene más ceros de los que se esperaban. La cuestión es de dónde sacará el Estado el dinero para mantener la apuesta si no es de una subida de impuestos. Más aún en tiempos de crisis.