El presidente de Cajasur, Miguel Castillejo, dio ayer por cerrada su trayectoria de 33 años en la entidad, de los que 26 ha ostentado la presidencia de la misma. En unas palabras que pronunció al comienzo de la asamblea general que aprobó los nuevos estatutos de la caja, Castillejo agradeció "desde lo más profundo y sincero" la colaboración, dedicación y trabajo de los miembros de la asamblea "que me habéis acompañado en estos últimos años al frente de esta querida y entrañable institución cordobesa", según recogía ayer la nota oficial de Cajasur que daba cuenta de la sesión celebrada.

Dos aspectos destacan en esta despedida. Por una parte, Miguel Castillejo, de 76 años, ligó su retirada a su obediencia a la jerarquía eclesiástica y no a los nuevos estatutos aprobados ayer y que también ponen tope de edad en el desempeño de los cargos; por otra, expresó el deseo de que su relevo se lleve a cabo con rapidez. Su discurso, comentaron algunos asistentes, despertó una reacción emotiva entre los consejeros, que, según Cajasur, "puestos en pie, le rindieron homenaje con un sentido y largo aplauso". Al final de la reunión, en el apartado de ruegos y preguntas, varios representantes de la asamblea tomaron la palabra para agradecer su trabajo al presidente de la caja y "la cercanía y el trato dispensado a todos".

En cuanto a sus palabras a los consejeros, el comunicado de Cajasur recoge parte de su intervención (la prensa no tiene acceso a la asamblea), en la que expresó su mensaje de gratitud al anunciar que "probablemente, ésta será la última asamblea que me corresponda presidir y, por ello, creo que es momento, después de treinta y tres años, la mayoría como presidente al frente de esta nave, de rendiros gratitud y expresaros, una vez más y de una manera muy especial, mi cariño hacia todos vosotros". Explicó que "esta despedida es una consecuencia de las normas canónicas y de mi decidida obediencia hacia la jerarquía de la Iglesia; de la misma manera en que llegué para servir a esta caja, una decisión de la jerarquía que yo acaté, mi salida se producirá igualmente por la aplicación de las normas sobre jubilación de los cargos ejercidos por sacerdotes y que yo, lógicamente, acataré".

Castillejo indicó que "al poner mi cargo como canónigo penitenciario a disposición del señor obispo, le rogaré que la sustitución se produzca cuanto antes al entender que la primera fase de trabajo desarrollada, desde la firma del acuerdo, en la que me he volcado, ha sido muy intensa". "Y es asimismo previsible --continuó-- que lo sea también la que se inicia ahora, por lo que espero que monseñor Asenjo provea la entrada de nuevos sacerdotes jóvenes y preparados que puedan aportar su servicio en este nuevo período".

Por ello, señaló que "cumpliré gratamente y satisfactoriamente esta decisión por mi deber de sacerdote y porque me ha sido posible, a lo largo de estos años, alcanzar aquello que ya cuando cumplí sesenta y cinco años quise lograr en esta institución tan querida por todos".

NUEVO PRESIDENTE Este discurso y la aprobación de los nuevos estatutos abren una nueva etapa en Cajasur. De forma casi inmediata se producirá la entrevista entre Miguel Castillejo y el obispo, Juan José Asenjo, en la que éste acepte su renuncia y acuerden entre ambos los ritmos de la misma. Se espera que en torno al mes de julio se produzca el nombramiento de nuevos cargos entre los canónigos para sustituir a los cuatro que se jubilan en sus dignidades, de modo que el nuevo presidente de la caja, que podría ser Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, estaría nombrado en verano.