Calvario

Me pregunto, Señor... Si tus palabras acarician nuestro corazón con la delicadeza de una amanecida, si portas sobre tu hombro la Pasión de la cruz ¿por qué te desoímos?.

Hijo del hombre, tu voz prevalecerá sobre la última generación, llamando a la muerte “la gran mentira”. Pareciera... que tu Pasión no fuera terrenal y, todo se consumase en un suspiro de tu reino. Varón de dolor, luceros brotan de tu divina mirada, iluminando la dulzura de tu rostro.

Sacra Vía... Despacioso expande su adiós, el atardecer ungiendo la noche, afligida y rota luna, ampara en el misterio de sus claroscuros jirones, vivo deseo, de poseer la faz dorada del sol, cautivo de sus fulgores, oración del alma, que enjuga la amargura del cáliz, en los olivos del huerto. Surco vivo de madero, tierra de muerte, Gólgota. Cíngulo de Sol ilumina la más profunda de las tinieblas. Púrpura y humilde, Santa Faz herida, estigma de amor por la salvación del hombre, ofreciendo la mejilla sana. Santísimo Nazareno, honraste al Padre mostrando al ser la vida eterna, abriendo la espiritualidad en la conciencia. Breve es el lamento, sintiendo el vaivén de tu túnica. Nazareno de terciopelo morado.