Armas nucleares

Hiroshima urge al G7 impulsar la desnuclearización en el 78 aniversario de su bombardeo

El alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, elogia la visita histórica de los líderes del G7 e insta a los políticos a abandonar la idea de las armas nucleares como elemento disuasor para la guerra

Homenaje a las víctimas de Hiroshima en el 78º aniversario del lanzamiento de la bomba atómica

Agencia ATLAS / Foto: EFE

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Hiroshima urgió este domingo a la desnuclearización para evitar que se repitan los horrores del bombardeo atómico sobre esta ciudad japonesa cuando se cumplen los 78 años del devastador ataque, y meses después de que los líderes del G7 llevaran a cabo una histórica visita a esta ciudad.

En su Declaración de Paz anual entregada durante la ceremonia en el Parque Conmemorativo de la Paz, el alcalde de la misma, Kazumi Matsui, elogió la visita histórica de los líderes del G7 al parque y al museo el pasado mayo e instó a los políticos a abandonar la idea de las armas nuclearescomo elemento disuasor para la guerra.

"Los líderes de todo el mundo deben enfrentar la realidad de que las amenazas nucleares que ahora expresan ciertos formuladores de políticas revelan la locura de la teoría de la disuasión nuclear", dijo Matsui, y agregó que se "deben tomar medidas concretas de inmediato para llevarnos de un presente peligroso hacia un mundo ideal".

El primer ministro japonés, Fumio Kishida, que también asistió al evento, dijo en su discurso que "el camino hacia el desarme nuclear se ha vuelto más peligroso debido a la profundización de las divisiones internacionales y las amenazas nucleares de Rusia" y añadió que "es crucial revitalizar el impulso internacional hacia un mundo sin armas nucleares una vez más".

Este domingo, se observó también un minuto de silencio a las 8:15 de la mañana (23:15 del sábado GMT), la hora exacta en que el bombardero estadounidense Enola Gay lanzó la bomba de uranio y la detonó sobre la ciudad el 6 de agosto de 1945.

Una panorámica de Hiroshima momentos después del ataque.

Una panorámica de Hiroshima momentos después del ataque. / EP

Las declaraciones de Kishida y Matsui se producen después de que el pasado mayo, los líderes del Grupo de los Siete, se reunieran en esta ciudad japonesa, donde llevaron a cabo una visita histórica al Museo y Parque de la Paz de Hiroshima y escucharon las palabras del alcalde y de los supervivientes al bombardeo -"hibakusha"-.

Esta visita fue criticada por algunos "hibakusha", ya que consideran que la declaración y algunos de los gestos que salieron de la visita eran "insuficientes" para lograr una verdadera desnuclearización y que el horror vivido no se volviera a repetir.

El G7 cuenta con varias potencias nucleares como son Estados Unidos, Reino Unido y Francia y este primero tiene además armas desplegadas en otros dos de ellos: Alemania e Italia, mientras que Japón y Canadá están cubiertos por el "paraguas" de protección nuclear de Washington.

El deseo de los supervivientes

Matsui también quiso expresar el deseo de los "hibakusha" y dijo que su país debe servir como enlace de reconciliación entre potencias nucleares y no nucleares y unirse al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.

Este acuerdo, que entró en vigor en 2021, obligaría al país asiático a renunciar a la protección nuclear brindada por parte de Estados Unidos.

También contiene prohibiciones en el desarrollo, producción, posesión, uso o amenaza de uso de las armas nucleares, y busca mandar un mensaje más claro y contundente que el Tratado sobre la No Proliferación (TNP), que entró en vigor en 1970, del que Japón sí forma parte.

"Japón debe unirse de inmediato al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y establecer un terreno común para las discusiones sobre la abolición de las mismas, al menos como observador, en la segunda reunión de noviembre de este año", afirmó Matsui.

Hiroshima fue el objetivo de la primera bomba atómica empleada en combate de la historia, bautizada "Little Boy" y lanzada por el bombardero B-29 Enola Gay de las Fuerzas Aéreas estadounidenses el 6 de agosto de 1945.

El ataque exterminó en el acto a unas 80.000 personas, la gran mayoría de ellos civiles, un número de víctimas mortales que se elevó a finales de 140.000 por las heridas y enfermedades derivadas y que en los años posteriores sumaron más del doble.