Además de su llamamiento a la unidad, en su declaración conjunta, tanto el Papa como el patriarca Bartolomeo exigieron a la comunidad internacional una "respuesta adecuada" a la persecución que sufren los cristianos en Oriente Próximo: "No podemos resignarnos a un Oriente Próximo sin cristianos, que han profesado allí el nombre de Jesús durante dos mil años".

El Papa además visitó a los hijos de refugiados procedentes de Siria e Irak que reciben educación en una escuela salesiana de Estambul en la embajada vaticana.