El ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, confirmó ayer que su país no participaría en una intervención militar en Libia, tras haberse abstenido en la votación del jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la resolución 1973 sobre Libia. "No ha sido una decisión fácil", aseguró el vicecanciller alemán, antes de insistir en que se explorara la alternativa de "aumentar la presión mediante sanciones".

Para muchos, es difícil entender los motivos que han llevado a Alemania a separarse de sus socios tradicionales. La oposición en bloque expresó su "comprensión" ante la decisión. La reticencias llegaron de las filas gubernamentales, especialmente de la CDU de Merkel. "No hay que confundir la abstención con neutralidad", justificaba la cancillera en Berlín.