La presidenta chilena Michelle Bachelet se reunió ayer en La Habana con el octogenario Fidel Castro mientras, en Santiago de Chile, la derecha e incluso algunos aliados del Gobierno le reclamaban gestos de un mayor distanciamiento político con La Habana.

"Después de ver las caras de felicidad, de alegría, de dicha, de las personas que acompañan a la presidenta, haciendo turismo parlamentario, no queda más que concluir que esto es una peregrinación a tierra santa", dijo, furioso, Felipe Ward, diputado de la conservadora Unión Democrática Independiente (UDI).

Bachelet recibía el agasajo de la comunidad chilena. En la sede de la Fundación Salvador Allende se cantaban las canciones de Víctor Jara y Violeta Parra que inflamaban los corazones en los años 70. De repente, se le acercó el jefe de protocolo. "La están esperando", le dijo. El comandante en jefe quería verla.

ACUERDOS DE COOPERACION La jefa de Estado se había reunido la tarde del miércoles con su colega Raúl Castro por espacio de dos horas, tras las cuales firmaron acuerdos de cooperación. Fue ayer el día en que Bachelet condenó el embargo de EEUU por ser una "práctica discriminatoria del comercio" que "afecta seriamente a las condiciones de vida del pueblo cubano siempre". Y le llegó la señal de que el hermano mayor la recibiría.

En Santiago, la oposición exigió a Bachelet que equilibrara la balanza y se hiciera una foto con la disidencia cubana. El diario El Mercurio dijo al respecto que haber viajado a un lugar de la "periferia ideológica trasnochada" solo habría tenido sentido si Chile reclamara allí que La Habana cumpliera con "los deberes y compromisos" democráticos vigentes en la región. La visita también molestó a la Democracia Cristiana (DC), una de las fuerzas que integra la Concertación Democrática (CD), que gobierna Chile desde 1990.

SUBLEVACION POPULAR Bachelet, que alguna vez perteneció al "ala izquierda" del Partido Socialista, aquella que, en los años 80 y con el apoyo logístico cubano proclamaba la necesidad de una "sublevación popular" contra Augusto Pinochet, se vio ayer también en La Habana con el arzobispo Jaime Ortega. "Se tocaron todos los temas", explicó, elípticamente, la mandataria. Días antes, Ortega había descrito la visita como parte del proceso que realizaba Cuba por integrarse a América Latina.

En los medios cercanos a Bachelet creen lo mismo. Chile quiere sumar esfuerzos para que se acelere el "giro político" del régimen cubano. En Argentina y Brasil hay quienes piensan que la era de Barack Obama puede abrir una posibilidad en esa dirección. Una comitiva de parlamentarios chilenos transmitió ese anhelo a sus homólogos cubanos. El senador Jaime Gazmurri dijo haber hablado con ellos "de la restricción de los derechos políticos y civiles" en la isla.