El fútbol cordobés, en general, no dio muchas alegrías en la temporada 20-21 que acaba de finalizar. Pero sí que hubo una en el mundo del arbitraje. Manuel Camacho Garrote (28 años) y Javier Sánchez Carreras (24 años), árbitros de Tercera División, lograron el ascenso a la categoría que se estrena en la 21-22, la Segunda RFEF. El arbitraje cordobés, de esta manera, recupera en cierta medida una categoría o nivel perdidos desde que Álvaro Cadenas pitara en Segunda B, hace cinco años.

«He jugado al fútbol siempre, en mi barrio, en la UD Sur», recuerda Camacho, que también explica que «cuando era cadete o infantil me quedaba siempre en el partido de entrenamiento de los juveniles y les explicaba». Pero al estar federado en fútbol «no podía arbitrar, por lo que estuve dos temporadas como árbitro de fútbol sala; luego, cuando colgué las botas en el fútbol, ya me enfundé el silbato y las tarjetas». Así fueron sus inicios, mientras que los de Sánchez fueron más el camino a continuar de la saga familiar. Su padre, Antonio Sánchez, es un clásico del arbitraje cordobés y metió «en esto» a su hijo. «Jugaba al fútbol y tuve una lesión importante de rodilla y tanto hablar en casa de arbitraje, pues desembocó en esto», rememora.

Los referentes

«¿Amigos que nos llamaban raros? Todos», sonríe Camacho cuando se le pregunta por los inicios de ambos en el mundo del arbitraje, y amplía en tono de broma. «Era como pasarnos al lado oscuro, dejábamos de jugar y era algo así como pasarte a los ‘malos’, pero obviamente, no era así» y se traslada a aquellos años, hace una década o más, a aquellos inicios que, precisamente, fueron compartidos con Sánchez. «Comentando la noticia con Javi recordábamos lo de coger el bus juntos, la mochila, etcétera», porque «he ido de asistente con él y él conmigo. Es mi amigo y hemos compartido siempre la afición», comenta. Javi Sánchez explica que lleva «ocho años arbitrando y creo que nos conocemos de antes», lo que remata Camacho Garrote: «Es que vivimos a un minuto uno del otro, por lo que somos vecinos, amigos y compañeros», desvela. Al igual que los jóvenes futbolistas, los árbitros también tienen sus ídolos. Camacho comenta que «cuando no estás metido en este mundo no te fijas tanto en el árbitro, es verdad, pero una vez dentro, hemos tenido referentes que han estado en el mundo profesional. Medina Cantalejo, Matías Caballero o Fernández Borbalán» son algunos de los colegiados en los que se han fijado, aunque ahora «entrenamos con Munuera Montero -árbitro nacido en Jaén, aunque vive en Córdoba y está adscrito al colegio cordobés-, con el que compartimos vivencias casi a diario y es una suerte tenerlos, comer con ellos e intercambiar experiencias diariamente», reconoce. Sánchez apuntilla que «mejores consejos que nos pueden dar ellos nadie nos puede dar, viven y han vivido el fútbol profesional, el más difícil del mundo, en una de las mejores Ligas», lo que redunda también en la cantera. Porque el arbitraje también tiene su cantera y vive un buen momento.

Sánchez destaca que «ahora yo he visto más niños que quieren ser árbitros, no lo había vivido nunca y hay niños de 7 u 8 años que quieren ser árbitros, porque la figura del colegiado ha ido mejorando mucho en estos últimos años», destaca. Sánchez recuerda como un buen momento «el último partido de play off, el más importante que he vivido, involucraba a equipos como el Ceuta y el Utrera», mientras que Camacho elige la misma situación, «un partido de play off que pité la temporada pasada», nada menos que un Linares Deportivo-Jaén. En general, los peores momentos son «cuando te quedas a las puertas del ascenso», explica Sánchez y corrobora Camacho, aunque este último explica que «luego, te llaman y te dicen ‘vámonos a correr’ y ya sigues entrenando, comentando modificaciones del reglamento y esas cosas. Él -en referencia a Sánchez- tiraba de mí y yo de él», relata.

Aquel abrazo al asistente

Sánchez recuerda que en uno de esos campos de Tercera «hace un par de años, había un jugador que compitió en el fútbol profesional, a muy alto nivel. Mi asistente habló con él cuando salió al campo y al terminar el partido, el futbolista se fue a mi asistente a abrazarlo, por las palabras que le dijo al saltar al campo». Por su parte, Camacho asegura que llegar a la Segunda RFEF «no solo es una meta, sino un escalón más para que el arbitraje cordobés llegue a donde se merece». Lo que tienen claro ambos es que la temporada 21-22 será apasionante. Entre otros motivos, por la posibilidad de arbitrar en el Rico Pérez o en Los Pajaritos, entre otros campos. Sánchez Carreras recuerda su pasado, con algún contratiempo físico importante, por lo que su deseo, «aparte de que salga un buen año y nos respeten las lesiones, es disfrutar. Solo nos espera disfrutar», asegura con una sonrisa de ilusión. Por su parte, Camacho Garrote comenta que, «ya que hemos llegado hasta aquí, el que no lo disfrute, el día de mañana no estará y se preguntará que qué ha hecho», comenta a modo de aviso. Por lo tanto, para él solo queda «seguir trabajando. No solo es una meta, sino un escalón más para que el arbitraje cordobés llegue a donde se merece». Son el relevo a otros colegiados cordobeses de las últimas décadas y que, de alguna manera, han caminado de la mano: además de árbitros, son amigos y hasta vecinos.