El Ciudad de Lucena supera al Córdoba B y se engancha al liderato

Por contexto, protagonistas y circunstancias, las fechas previas al derbi -pese a su carácter intersemanal- ya tenían su miga. En liza coincidían dos de las agrupaciones más potentes del fútbol provincial: un eterno candidato como el bloque celeste y un filial, en situación delicada, que siempre ha sido un combinado de referencia en el fútbol modesto. Los argumentos eran claros y tanto el Córdoba CF B como el Ciudad de Lucena, con objetivos dispares en la recta final del campeonato del Grupo 10 de Tercera Federación, habían elegido El Arcángel como escenario para reabrir su rivalidad, y el saldo fue significativo, resuelto con tres puntos de oro para los de Falete con los que seguir soñando (0-1). 

Al ritmo del solitario tanto de Dieguito Díaz, así, se decidió una contienda vital para los intereses lucentinistas, en la que quedó traducido otro choque vecinal de primer orden a falta de tan solo tres jornadas para dejar zanjado el calendario regular de Liga, todavía con lucentinos en busca de hacerse con el ascenso directo y blanquiverdes, en tesitura más terrenal, pendientes de atar la permanencia, que podría enrevesarse algo más de lo esperado. 

De poder a poder

Y es que el buen ambiente -una buena andana de aficionados de ambos bandos se citó en la Tribuna- y las considerables temperaturas primaverales sirvieron como apertura para un pleito que comenzó con muchísimo ritmo. Un balón llovido desde el perfil derecho ya puso en apuros a Iván Morales apenas consumido el minuto de juego. Se le escapó el esférico de las manos al meta local, casi la caza Antonio Pino en el rechace, y se elevó un mensaje que más tarde acabaría convirtiéndose en la tónica del encuentro: casi cualquier acción podía acabar subiendo al marcador.

Lances más tarde se empeñó en confirmarlo Alberto García, realmente inspirado, que cerca estuvo de conectar en una prolongación por arriba de Dieguito para poner el primero a placer, con Morales de nuevo fuera de sitio. Óscar Jiménez, desde el otro lado, contestó seguidamente, cumplido el cuarto de hora en el minutero, mandando a las mallas una pelota muerta en el área celeste tras una mala salida de Nico Garnés que no se hizo efectiva por posición invalidada, aunque sí aplacó el gran arranque de los de Falete. También lo rondó Pau Russo, secundando el giro del guion acciones después, con una internada por el costado derecho que acabó en un disparo raso y cruzado, sin éxito. 

El avance del encuentro niveló los ánimos. El Ciudad de Lucena aguantaba y el Córdoba CF B hacía y deshacía con el esférico, aunque sin demasiada profundidad. En esas, tras una transición, encontró espacio Alberto García para exigir una buena mano al reverso de Iván Morales, mientras que Pau Russo, en labores defensivas, tuvo que emplearse a fondo para evitar el gol cantado de Dieguito en el mano a mano ante el arco cordobesista. Pudo abrir la lata, del mismo modo, un eléctrico Rubén García, culminando otra secuencia de zarpazos con frecuencia vertiginosa en un remate aéreo que Marcos Pérez sacó bajo palos de forma acrobática -y milagrosa- antes del receso.

Pegada celeste

Ganó convicción el conjunto blanquiverde tras el descanso, acotando los tiempos entre aproximación y aproximación. Cumplido el tanteo, en esa línea, rondaron la diana inaugural tanto Óscar Jiménez como Paco Fernández, aunque el ariete gaditano no se entendió con el mediapunta malagueño en la frontal del área, con todo a favor. Más acertado andó Manu Molina a la hora de ensayar un chut lejano que se marchó cerca del travesaño cordobesista, en paralelo con un Paco Fernández, de nuevo, que sin apenas pausa probó suerte recogiendo un esférico sin dueño en la media luna, desde donde ensayó un zapatazo. 

Siguieron creciendo los pupilos adiestrados por Diego Caro, mientras el Ciudad de Lucena guardaba sus cartas. Rubén García, aprovechando un desplazamiento al segundo palo, también topó con Nico Garnés tras un testarazo algo forzado, al igual que Óscar, que de nuevo tanteó la sólidez del meta jerezano después de otra acción colectiva, con el mismo resultado. Poco a poco, se mascaba cierta agitación y una horda de permutas se preparaban en los banquillos.

Cuando más tocado estaba, golpeó el Lucena. Se enredó sobremanera el Córdoba CF B en una salida de balón y el más listo de la clase acabó siendo Dieguito, sacando partido del regalo para, con un disparo seco y ajustado a la escuadra, batir a Iván Morales e inaugurar la cuenta de la tarde en El Arcángel, donde el lucentinismo estalló. Desde el otro lado, la contestación fue clara y el banquillo cordobesista insufló aire fresco con la entrada de jugones como Álvaro Vázquez e Ismael Salguero, que se repartieron en banda y en el enganche. 

Cierre esperado

El cambio de papeles se hizo efectivo paulatinamente. La ventaja en el marcador estimuló -y mucho- al bloque aracelitano en la fase ofensiva, donde la experiencia de piezas como Antonio Pino o Manu Molina acabó siendo un caladero para los visitantes. La tuvo el veterano punta de La Victoria, precisamente, sacando un chut bajo que requirió otra buena intervención de Iván Morales, instantes antes de otra interesante acción de Bermejo, a modo de réplica, que pudo traducirse en la igualada llegado el tramo final del encuentro.

Los últimos compases se consumieron inmersos en un monólogo cordobesista, aunque carente de ideas y oxígeno. Ismael Salguero puso su firma a una de las acciones más postreras del envite, atreviéndose con un saque de esquina directo que lamió el travesaño. No mucho más propuso el Ciudad de Lucena en ataque antes de hacerse con el botín, tan solo con una intentona sobre la bocina en la que Bonilla, a centímetros de robarle la cartera a Pepelu -que acabó trastabillado con un compañero-, pudo engrosar un electrónico que ya supone el liderato provisional para unos y la undécima semana sin conocer la victoria para otros.