Mayo Festivo

La Feria de Córdoba enfila con moderación su recta final

La jornada, soleada y agradable en temperatura, ha pasado de los huecos del medio día en las casetas al lleno absoluto al caer la tarde

David Jurado

David Jurado

Después de la tormenta que ha asolado en la madrugada de este viernes al recinto ferial, el sol se ha impuesto a lo largo del día en una nueva jornada marcada por las buenas temperaturas. El termómetro ha ido 'in crescendo' y de los 25 grados registrados a las 14.30 horas, cuando la gente ha comenzado a llegar al Arenal, se ha alcanzado, cerca de las 17.00 horas, a los 28 grados en el momento de mayor calor del día.

Los primeros en pisar el albero de la ciudad efímera de la alegría han podido notar el sofocante calor que desprendía una tierra húmeda y un pavimento mojado. Un bochorno que se ha ido disipando cuando los rayos del sol y la brisa lo han secado todo y obligaron a los feriantes a recurrir de nuevo a los abanicos.

Antes de que abrieran sus puertas, muchos caseteros intentaban reparar los daños de la última tormenta. En algunas, como en la de Gloria Bendita saltaba el diferenciador por la humedad en los cuadros de luz y las bebidas estaban sin enfriar. Y en aquellas con patios el agua acumulada hacía imposible acceder a los mismos por las charcas, que han ido desapareciendo con cada pala de albero.

Los huecos libres en las casetas han sido hoy más visibles que nunca. Eso sí, sólo en aquellas que no hacen reservas y de gran formato. En el resto, como en la gran mayoría de espacios de la Asociación de Casetas Tradicionales, lo normal es que un agente de seguridad preguntase a los visitantes en la puerta si tenían reserva antes de abrir unas puertas cerradas a cal y canto.

"Os dejo dos cervezas a tres euros", ha intentado convencer una chica a una pareja para que entrase en la caseta del Buen Suceso. Toda una ganga si se tiene en cuenta los precios de las cañas en El Arenal.

Donde no ha faltado el público ha sido en la calle del Infierno, donde se ha podido ver a un relajado alcalde en compañía de su mujer e hijas. "Mucha suerte", le ha deseado a José María Bellido un cordobés que lo ha identificado pese a su ropa informal. Suerte como la que ha tenido Auria López, que con un euro se llevó ayer un patinete eléctrico en una de las máquinas donde hay que cortar la guita de la cuelga. "No tiene batería", ha dicho cuando ha intentado llevárselo a casa. "Mira que sí está roto...", ha dicho su amiga que no ha parado de grabar con su móvil toda la movida.

Un candidato tras la barra

Otro de los candidatos a la Alcaldía que se ha podido ver hoy ha sido a Juan Hidalgo en la caseta del Rincón Cubano. Allí no ha pedido a los presentes el voto. Ha pedido que les dijeran qué iban a tomar. Bayeta en mano, Hidalgo echaba una mano en la barra y atendía a la clientela como uno más.

Los caballos que ayer tomaron el recinto hoy han brillado por su ausencia. Imposible ver algún jinete o amazonas por el Arenal. Los carruajes también se han visto en menor cantidad que días pasados.

Y se ha cumplido la predicción de un camarero que al mediodía daba por hecho de que la jornada iba a remontar. "Cuanto más días pasan de Feria más tardan los cordobeses en pisar el albero, ya no hay tantas ansias". Ha sido exactamente lo que ha ocurrido, con las casetas llenas de familias al caer la noche y cientos de jóvenes recorriendo en pandillas el laberinto del Arenal buscando las casetas con alguna promoción o con mejor ambiente.