BUSCAN EL DESGASTE DE SÁNCHEZ

Feijóo exprime su ofensiva contra la amnistía: "Hasta que haya investidura no vamos a parar”

El PP mantiene sus acciones de movilización en la calle, como este 8 de octubre, y la presión institucional frente a las negociaciones de Sánchez

Si hay investidura se confirmarán los cambios internos y plantearán una nueva etapa también en lo estratégico

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a Cuca Gamarra y Elías Bendodo.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a Cuca Gamarra y Elías Bendodo. / EFE

Paloma Esteban

El PP prepara un mes de octubre en el que solo hablará de amnistía. Alberto Núñez Feijóo sabe que en estas semanas el foco estará puesto en Pedro Sánchez, pero también en unas negociaciones complejas que pueden conllevar mucho desgaste. Si la investidura prospera y hay Gobierno de PSOE y Sumar apoyado por los nacionalistas e independentistas, el primer partido de la oposición empezará una nueva etapa. Los “cambios profundos” en la dirección nacional y las portavocías parlamentarias estarán orientados a empezar una nueva etapa hasta que haya nuevas elecciones. Pero hasta ese momento, por lo menos las próximas cuatro o cinco semanas, el PP desplegará una ofensiva “por tierra, mar y aire”.

En Génova perciben que los socialistas han empezado una labor de pedagogía a pesar de que es Yolanda Díaz quien abandera los primeros mensajes sobre la futura ley de amnistía. Ya lo hizo al personarse en Bruselas para ver a Carles Puigdemont. El próximo martes Sumar detallará su propuesta para el perdón generalizado, que apuesta por exonerar todas las "acciones" desde 2013 para lograr la independencia. Sánchez pronunció este viernes por primera vez la palabra "amnistía". Lo hizo desde Granada en una comparecencia en la que le acompañaban los principales mandatarios europeos, Ursula Von der Leyen y Charles Michel. Y reconoció que la negociará a cambio de "un gobierno estable", aunque dejó claro que la posición del PSOE no es la de Sumar. Por su parte, Junts y ERC mantienen el mensaje del referéndum, aunque con los días han bajado el tono. El PP responde: “Hablan de referéndum para que la amnistía parezca el mal menor, para que la vayamos aceptando. No lo vamos a consentir”, zanjan.

Por eso, en este momento, la acción del PP para combatir los planes de Sánchez camina en una triple dirección. La vía institucional es la primera. Las mociones contra la amnistía ya se están debatiendo en ayuntamientos y comunidades. El propio Senado la aprobó hace unos días. Y habrá otras iniciativas. La idea es hacerse valer del poder territorial para poner en un brete a los socialistas y, sobre todo, hacer ver que existe un contrapeso enorme al Ejecutivo central en la mayoría de territorios. La realidad es que el PSOE preside a día de hoy solo tres autonomías. Castilla-La Mancha (con un presidente que no es favorable a los pactos de Sánchez) Asturias y Navarra. Con la excepción de Cataluña y el País Vasco, los populares acaparan el resto de ejecutivos regionales.

La segunda, la vía política, estará centrada en mensajes diarios exigiendo al PSOE aclarar qué se negocia y con quién. El hecho de que Sánchez ya admitiera al inicio de la cumbre de líderes europeos que estaba negociando con los independentistas, hizo reaccionar al PP de inmediato. La idea sigue siendo esa: que cada día el Gobierno sienta la presión del primer partido, abocado a volver a liderar la oposición. “Tenemos las herramientas que tenemos. Pero por tierra, mar y aire hablaremos de la amnistía”. En Génova están convencidos de que los privilegios a los líderes del procés rompe el principio de igualdad que ha sostenido ideológicamente a la izquierda española. "Y eso les acabará pasando factura", zanjan.

En esta vía de presión política ha ido ganando peso la movilización en la calle. Un elemento con el que Feijóo no se sentía particularmente cómodo y del que, incluso, renegaba cuando tomó los mandos del PP. El dirigente gallego siempre ha defendido que la política debía hacerse dentro de las instituciones. A principios de año tuvo que gestionar la primera manifestación contra las políticas de Sánchez agitada desde Vox. La respuesta fue perfil bajo absoluto hasta el punto de que ni Isabel Díaz Ayuso acudió.

Las cosas han cambiado mucho y tanto el líder del PP como la presidenta madrileña acudirán este 8 de octubre a Barcelona. La movilización corre a cargo de Sociedad Civil Catalana y conmemora la histórica manifestación de 2017 contra la desconexión de Cataluña. En aquella cita estuvieron Josep Borrell y Salvador Illa en representación del PSC. Fue, con diferencia, la respuesta más masiva que se había visto nunca contra el independentismo. 

La de este 2023 no pretende igualarse, pero en el PP dan por hecho que habrá una imagen “potente y poderosa” para una causa compartida. Ya hace dos semanas que los populares congregaron a 60.000 personas en Madrid en el mitin más masivo que nunca había organizado el partido. Fue una oportunidad para capitalizar el malestar social contra Sánchez y el PP, por primera vez desde que existe Vox, le arrebató esa bandera a Santiago Abascal. La extrema derecha, que no pasa por sus mejores momentos internos, también ha convocado para el día 19 otra concentración en la plaza de Colón. Los populares dudan si podrán contar con tanto apoyo.

En todo caso, la cita en Barcelona, dicen “es una obligación moral”. El PP no ha movilizado a sus barones como hizo para el acto de Madrid. Ayuso sí quiere contar con todo su gobierno autonómico en Cataluña. El protagonismo, dicen, debe ser de los organizadores. Pero el partido tendrá una amplia presencia y deja claro que no renuncia a seguir liderando el malestar social fuera de las instituciones.

La tercera vía en esta ofensiva de octubre será la legal. El PP no ha movido una ficha clara al respecto y sus críticas al Tribunal Constitucional, que deberá avalar con seguridad la futura ley de amnistía, son de sobra conocidas. Feijóo insiste en que su formación siempre respetará las sentencias pero, al mismo tiempo, asegura que ha sido el Gobierno “el que ha sembrado las dudas sobre la imparcialidad” del TC al hacer los nombramientos que hizo [el exministro Juan Carlos Campo y una ex alto cargo de Moncloa, Laura Díez]. Aún así, en el entorno del líder popular dejan claro que no renuncian a la vía judicial.