Cuando Pedro Sánchez entra precipitado al Válgame Dios, el local de ocio madrileño donde se celebra la tertulia en la que se dispone a participar, lleva a sus espaldas un viaje a Bruselas pegado a otro a Barcelona en los que ha tenido una intensa agenda política. Son las siete y veinte pasadas del viernes 21 de noviembre y él llega a la pintoresca cita saludando y explicando que su retraso se debe a su agitada jornada. Se despoja de la chaqueta, pide un gintónic y sentado en un sofá en el que le rodean las organizadoras del evento --que le explican que se va someter a un "cuerpo a cuerpo con representantes de la sociedad civil"-- se muestra dispuesto a comenzar.

Sánchez es presentado como un hombre "que no cae del cielo sino que fue fontanero de Pepe Blanco" y que pertenece, "como Alberto Garzón y Pablo Iglesias" a esa nuevo grupo de gente "preparada" que va a por todas en política. En el gesto del líder del PSOE se evidencia que lo que menos le gusta es lo de "fontanero" pero, para no perder la cordialidad, en un momento dado puntualiza que han olvidado que es también "el que llamó a Sálvame ".

Se queja de que intentar reorganizar el PSOE conlleve que unos le acusen de querer ir de la mano del PP, otros de que busque a Podemos... y opta por intentar marcar territorio y de paso lanzar algún dardo. "Hay que saber qué quieren ser los de Podemos de mayores: ¿de izquierdas? Y estoy de eso de la casta... puedo ser muchas cosas, ¿pero casta?".

Sánchez da por hecho que Podemos estará en el Congreso tras las generales; que sacarán rédito de la "desafección" y de "cierto adanismo" que se ha instalado en España, donde "lo nuevo es lo guay".

Poco dice sobre Iglesias. De Iñigo Errejón, salpicado por una polémica al cobrar un sueldo de la Universidad de Málaga y hacer el trabajo "a distancia", sí habla. Y con toda intención. "Mira que yo he dado clases en una universidad, ¡y jamás he cobrado 1.800 euros!". "¿Cuánto cobrabas?", le interrogan. Se lo piensa. "Unos 1.200 euros y daba bastantes clases". No menciona que era en la privada, donde los sueldos suelen ser más bajos. El sigue ahondando en la que puede ser la primera crisis de Podemos. "Podemos está empezando a sufrir las contradicciones que todos tenemos en nuestra vida. Cuando tú vas de casto y puro pues puede tener efecto bumerán", avisa.

CHAVES Y GRIÑAN Con el músico Carlos Jean debate Sánchez de educación y cuenta las dudas que tienen sus hijas sobre las razones por las que no acuden, a diferencia de otros compañeros, a las clases de religión. "Que la religión sea evaluable, pues ya me dirás tú...". Más animado, se lanza a defender políticas de altura en todos los ámbitos, incluso el cambio climático. "El mundo va jodidamente mal. Y le podemos dejar un mundo muy jodido a las generaciones futuras", afirma.

La corrupción en las filas socialistas también sale a relucir en esta tertulia tan peculiar que se alarga hasta las nueve de la noche. También el tiempo que su partido ha perdido para tomar medidas drásticas. "Yo me alejé en un momento dado del PSOE y me quedé como militante de base por esas inercias que también he vivido"; "no se daban cambios: el bipartidismo tenía sus comodidades", señala. Olvida mencionar que en esa época, la legislatura pasada, sí fue en las listas pero se quedó fuera por el mal resultado del PSOE. Se reenganchó al Congreso cuando quedó libre el escaño de Cristina Narbona.

Reivindica que él no duda en expulsar a los corruptos; se refiere a Manuel Chaves y José Antonio Griñán como dos políticos de los que no sabe "si serán imputados, pero lo que está claro es que ya han sido condenados" y defiende su posición en la negociación de la publicidad para los viajes de los parlamentarios, sin reconocer que ha dado vaivenes y que ha habido marcha atrás.

"Hemos exigido llegar a la publicación trimestral de los desplazamientos. Nosotros vamos a ir tres pasos más allá como grupo. Pero para hacer eso teníamos que hacer que otros grupos pactaran unos mínimos. Ahora nosotros vamos a ir al techo y vamos a publicar dónde ha ido cada parlamentario y cuánto ha costado el viaje", remacha, sin convencer demasiado a los que le escuchan.