Una caída amortiguada por el batacazo de la derecha. En unas elecciones, el que no encuentra algo que celebrar es porque no quiere. Cuando uno espera que el lobo entre y se coma todas las ovejas, que fallen los pronósticos y el lobo solo se coma a la mitad del rebaño, puede resultar un triunfo.

Esa fue la lectura que hizo la candidatura morada en Córdoba de los resultados al desplegar la euforia (con botellas de cava y aplausos incluidos) para celebrar el escaño que mantendrán en la próxima legislatura pese a haber perdido más de 15.000 votos en la provincia y al descenso notorio de la formación a nivel nacional. Ayer pesaba más la pugna entre izquierda y derecha que el partidismo puro y duro, a juzgar por las caras de la militancia, que hizo suya la victoria del PSOE, dando en cierta forma por hecho que los de Sánchez pactarán con ellos. Ya se verá.

Unas cincuenta personas se reunieron en la sede de Unidas Podemos una vez cerrados los colegios electorales para seguir el escrutinio junto a las candidatas por Córdoba, Martina Velarde y Carmen María Ruiz; entre ellos, el secretario de organización de IU, Sebastián Pérez; el concejal de Ganemos Rafael Blázquez, el coordinador provincial de IU, Pedro García, y otras figuras como Elena Cortés o el diputado saliente de Unidos Podemos Manuel Monereo, que reconoció la «exitosa estrategia del PSOE» y mostró su decepción ante los «pobres resultados» de su partido, al que llamó a «hacer una reflexión muy seria sobre la política desarrollada en los últimos meses porque quizás no basta con ofrecernos como aliados».

Martina Velarde, la elegida para ocupar el escaño de Córdoba en el Congreso de los Diputados, agradeció efusivamente el esfuerzo de la militancia, junto a su segunda de a bordo, para después poner el acento en la alta participación y el éxito del bloque de izquierdas frente a las derechas, algo que, en su opinión, «confirma que los españoles rechazan la confrontación y quieren que se hable de los asuntos que les afectan». Al igual que Pablo Iglesias, eludió mostrar decepción por los resultados o hacer autocrítica sobre su partido.