Ni viajar de la isla al continente, ni cambiar de pantalla, ni apostar a la contra aunque sea por vicio. Nada de lo que se propusieran ayer los especuladores sirvió para variar la tendencia a la baja de todos los mercados. Chipre ya ha dejado de ser una excusa para ser la coletilla de cualquier valoración. Y otros dos ademáses que cada vez cobran más fuerza. De un lado, Italia, cuya crisis política ya contamina a toda la eurozona. Pocos admiten que pueda haber un gobierno en poco tiempo, pero que vaya a ser estable sí que genera pocas dudas: no se contempla en ninguna. Los optimistas ahora son los que prevén nuevas elecciones y otro Gobierno técnico.

La segunda advertencia que más remueve los sentimientos bajistas es la situación española, y por algo reincidente: de nuevo desde Bruselas se advierte que la manera de presentar los datos relevantes del año 2012, en especial el déficit, no se ajusta a las normas de contabilidad aceptables. El efecto no fue solo sobre las cotizaciones de renta variable, también la prima de riesgo acusó el golpe estadístico. La tercera sombra que agitó los mercados fue lo que adelantan los indicadores de mercados de futuros: los que se refieren a Europa apuntan a que las pérdidas de estos días no son los ajustes habituales tras una fase expansiva desde inicios del año, son tendencia que puede consolidarse y que aún no ha tocado suelo.

La principal distracción en el Ibex 35 fue la abracadabrante cotización al alza de Bankia y la relación AIG-Vueling. El índice perdió el 1,13% y quedo en mínimo anual: 7.900 puntos.