Dicen que el mejor ataque siempre es una buena defensa y viceversa. Lo obvio señala una realidad indudable en dicho escenario: nunca podrás perder si mantienes tu portería a cero, o al menos bajo un formato regular de competición. En esa línea, así, ha tratado de hilar su participación en el play off este curso 2022-2023 el Córdoba CF B, ahora a tan solo 90 minutos de hacer historia y con un saldo descomunal en cuanto a sensaciones y resultados como respaldo. Tras superar con solvencia -aunque por la mínima- al Getafe B en el primer asalto de la final nacional por el ascenso a Segunda RFEF en El Arcángel (1-0), los de Diego Carobuscan lograr la machada con una doble premisa en mente: explotar su gran momento defensivo de las últimas fechas, además de dar la vuelta a la irregular dinámica a domicilio, que queda atrás en el curso liguero. Todo parece indicar que la resolución, este domingo en la visita a la Ciudad Deportiva azulona (11.30 horas), de una forma u otra, pasará por una de sendas premisas.
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Un cerrojo atrás
Y es que si al joven combinado blanquiverde le funcionan tan bien las cosas durante estas últimas pruebas del playoff es, en buena medida, por la diligencia de su primera línea defensiva a lo largo del campeonato al completo, aunque acentuada con el avance de las eliminatorias en la fase de ascenso. Ciertamente, los pupilos de Diego Caro han conseguido elevar considerablemente sus ya buenos números de la competición regular, en la que cerraron como el equipo menos goleado del Grupo 10 de Tercera RFEF al completo, con solo 19 dianas encajadas, junto a otras 44 a favor que lo colaron como el tercer máximo anotador de la sección cordobesa-sevillana-onubense, solo por detrás del Gerena (48) y el Antoniano (47).
Un balance que clausuró el circuito doméstico dejando un promedio demoledor de tan solo 0,63 goles encajados por encuentro, pero que ahora escala hasta un cercano 0,6 tras los cinco disputados en el camino a la promoción. Del mismo modo, no obstante, la cifra cobra importancia ante un singular dato: solo han encajado en uno de los cinco encuentros, o lo que es lo mismo, el Córdoba CF B ha mantenido el cartel de invicto durante 377 minutos -incluidos los 17’ hasta el primer tanto de Javi Hervás en la vuelta frente al Ciudad de Lucena- en el playoff a Segunda RFEF, llegando a echar el cerrojo en cuatro duelos al completo.
Esta estadística se apoya principalmente en el gran momento de forma que también atraviesan sus particulares piezas defensivas, en la que el esquema parece prácticamente inamovible en cuanto a sus puntales de referencia, con Manolillo y Rafael Castillo situados en ambas bandas, junto a Carlos Daniel Dorado como fijo en el eje y Fer Romero -intercalando con Matías Barboza, que no pudo estar presente en la ida ante el Getafe B por sanción-, cumpliendo desde el otro perfil del centro de la zaga blanquiverde. Por delante, del mismo modo, la solvencia se traslada a un Christian Delgado aplicado en tareas defensivas, junto a un Marc Esteban aseado en las coberturas y con una incidencia ofensiva al alza con el paso de las fechas -anotó el tanto de la victoria en la vuelta frente al Salerm-.
Mejorar a domicilio
La única asignatura pendiente para el cuadro cordobés en el presente ejercicio se encuentra en sus ponencias lejos de casa, en las que no ha terminado de dar con la tecla de la regularidad para afianzar las buenas sensaciones que sí demuestra a nivel casero. El rédito es esclarecedor, con solo tres triunfos de 15 encuentros saldados como visitante esta temporada, diez de ellos, sin embargo, traducidos en empate, junto a dos derrotas, las también dos únicas firmadas en el curso. Esto sitúa al Córdoba CF B como solo el sexto equipo más fiable en lo que a visitas se refiere, tras anotar únicamente nueve goles y haber recibido otros diez en el cómputo global de sus citas fuera de la Ciudad Deportiva o El Arcángel, entre las que se gestó buena parte de su no ascenso directo.
A lo largo de esta carrera por el salto de categoría, por contra, los de Caro han vuelto a conseguir reinventarse para mostrar una imagen más seria y contundente más allá del calor de su afición y hogar, tomando el pulso a escenarios clásicos -y de complejidad mayúscula- en el fútbol cordobés como el Estadio Ciudad de Lucena o el Manuel Polinario. Dos antecedentes que ahora marcan la línea para la inminente prueba en tierras madrileñas -no estarán Jan Reixach ni el getafense Gorka por acumulación de amonestaciones-, en las que espera un filial azulón poco equilibrado como local, al menos en el curso doméstico, al que dio carpetazo como séptimo mejor en casa tras seis victorias, cinco empates y cuatro derrotas en el Grupo 7 de Tercera RFEF. Y por ahí pasará el ascenso.