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Los atletas en la 36ª edición de la Media Maratón de Córdoba en la Avenida de Vallellano.Chencho Martínez

MEDIA MARATÓN DE CÓRDOBA | LA CONTRACRÓNICA

La Media Maratón de Córdoba que se resuelve en el VAR

La prueba retorna a la escena con estampas clásicas: mucho 'runner' veterano y su dosis de escándalo con descalificación de la ganadora y un podio masculino con sorprendente presencia local

Los mismos de antes, en el mismo sitio y a la misma hora para hacer exactamente lo mismo. Correr. Por lo que sea. Cada uno con sus razones. Por costumbre, por salud, por presión o por placer. "¡Vamos a disfrutarlo!", arengaba con sincero entusiasmo y meneando un cencerro una joven voluntaria en la zona de El Granadal, por donde muchos corredores iban ya tirando de la reserva entre resoplidos en el día del retorno de la Media Maratón de Córdoba. Una estampa entrañable, reconfortante, que despertaba sentimientos encontrados de envidia y admiración en quienes, desde los veladores de los bares aledaños al circuito, se apretaban media de pizquitos o una de jeringos ante la visión de sus vecinos en calzonas y zapatillas, con un número en el pecho que homologaba su condición de héroes del domingo. 

Esos eran la mayoría de los 4.609 que tomaron la salida en Vallellano. Sonrientes, con sus piques y su batalla personal a cuestas, soñadores con un futuro cercano -el mediodía, para ser exactos- de comida con amigos entre cervezas y anécdotas. Benditos sean. Luego están los otros, los del selecto grupo que busca algo más: un récord, una foto en el periódico, un premio económico... Y ahí, para no perder la costumbre, estuvo el lío. Ni una Media Maratón con su poquito de polémica.

¿Pero quién ha ganado?

No es la primera vez que sucede y los organizadores -quienes sean cada vez que toca, porque la Media ha sido a menudo munición para la trifulca política- tendrán que tomar buena nota, como decía Lopera. El caso es que la Media Maratón, tras dos años de ausencia de la escena deportiva por la pandemia del covid, regresó retomando uno de sus peculiares atractivos: quienes levantan los brazos en la Puerta del Puente y quienes recogen los premios un rato después pueden ser personas distintas. Como si fuera una jugada de un partido de fútbol revisada en el VAR, un puñado atletas vivió con congoja el desenlace de su jornada. Ganaron, desde luego que sí. Lo decían el cronómetro y todos los que quedaron por detrás en la carrera. Pero la normativa redibujó la escena.

"Podían haber avisado antes, esto no se hace", expresaban compungidos en el entorno de Yumileydis Mestre y Francisco Rodney Estévez, dos cubanos que dieron el golpe en la Media con una actuación sobresaliente. Ella cruzó la primera, con un crono impactante (1.16.38). Su sonrisa se agrió pronto, cuando en la misma zona de llegada se arremolinaron miembros de la organización y la Federación Andaluza en torno a ella para comunicarle algo que igual debería haber sabido antes. "Llevan inscritos un buen tiempo y alguien se lo podía haber dicho", expresó Ángel Rodríguez, portavoz de una atleta que no pudo decir ni palabra. El chasco fue mayúsculo. Ni medalla ni premio.

La cubana Yumileydis en la meta, con rostro serio. Le estaban comunicando que su victoria no valía.

Como el de su compatriota Estévez, que quedó cuarto en la general y fue tachado de la lista oficial. Lo mismo le pasó, un rato después, al marroquí Bilal Marhoum, que había sido segundo con 1.04.03. El segundo cajón del podio pasó a Mohamed Lansi -tercero con 1.04.13-, marroquí residente en Córdoba -en la avenida Carlos III- y uno de los favoritos de la prueba, en la que ya había vencido la última edición que se celebró, la de 2019. ¿Y qué ocurrió? Pues que todos los descalificados estaban inscritos sin cumplir una normativa de la Federación que impide participar en pruebas del circuito autonómico, como la Media cordobesa, a atletas extranjeros no residentes en la comunidad. Por eso Lansi sí, pero Marhoum no. Ni los cubanos, que llegaron expresamente para disputar la prueba. Si su nombre se hubiera perdido en la espesura de la clasificación seguramente no había pasado nada. El detalle -seguramente evitable- afeó el epílogo de la Media porque la épica de la victoria se cayó al suelo y hubo que recomponer el orden de llegada.

El gran día de Grondona

Y el tercero recayó en Juan Ignacio Grondona, que experimentó una felicidad construida en escalones. El fondista del barrio de Fátima consiguió el récord provincial de esta prueba, que llevaba casi tres décadas en poder del pontanés Miguel Ríos con 1.06.29. El atleta del Patrimonio de la Humanidad Atletismo Cordobés protagonizó una auténtica hazaña al bajar ese registro en más de dos minutos: 1.04.25. Ese crono le había permitido quedar quinto. La descalificación del cubano le convirtió en cuarto y la del marroquí le supuso entrar en la foto final al lado de Jorge Gonzalez y Mohamed Lansi en la recogida de premios. 

El podio masculino, con Fermín Cacho y Manuel Torrejimeno (Imdeco) en las esquinas.

Fue la de Grondona una mañana para el recuerdo. El fútbol perdió un lateral zurdo y el atletismo ganó un proyecto de futuro hace casi quince años. Juan Ignacio jugaba en el equipo de su barrio, el Salvador Allende. Un buen día, su madre le apuntó a la carrera de Fátima. Quedó segundo. Le gustó. Se sintió importante. Empezaron a llevarle los fines de semana en los que no había partido a pruebas de la ciudad. Zoco, Trinitarios, Salesianos... A los 10 años lo vio claro: en fútbol calentaba banquillo y en las carreras era el mejor. Ahora, en la prueba más emblemática de Córdoba, la que veía pasar por delante de su casa cuando era chico, ha logrado subir al podio y grabar su nombre en la historia del atletismo local. Con la marca que acreditó, la mejor de un atleta español en esta prueba desde 1991, Grondona hubiera ganado en 23 de las 36 ediciones disputadas de la Media. Ahí queda el dato.

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