El Montilla cae ante el Rincón en la tanda de penaltis y se despide de la Copa del Rey

La intensidad toma partida

Bajo una propuesta tremendamente ofensiva, los de José Ángel Garrido iniciaron el duelo presentando un esquema plagado de alicientes, aunque con la dupla de Juanito y Salvi acaparando buena parte del protagonismo. Tan pronto como el esférico se puso en marcha sobre el feudo montillano, que lucía hasta la bandera, la asociación entre los cordobeses comenzó a arrojar dividendos, con el extremo abriendo al espacio y el carrilero aprovechando para servir centros medidos al área. En el otro lado, tanto Moro como Javi Ruiz se postulaban como destinatarios de una oleada de envíos que por poco no consiguieron tumbar el muro malagueño durante los primeros compases de partido, aunque en todos ellos prevaleció un Joki realmente inspirado. El meta argentino, excelso, fue el único obstáculo para que las tentativas del propio Juanito, Moro o Javi Ruiz no encontraran el premio del gol durante un arreón inicial fugaz marcado por la verticalidad montillana. 

Lo de enfrente, por otro lado, tampoco estaba quedando para menos, con un Rincón incómodo aunque haciendo uso de una línea defensiva elevadísima para tratar de frenar el empuje auriverde. En esa receta, precisamente, encontró también sus mejores oportunidades, hiladas bajo la calidad de Mingui -que fue adquiriendo peso con el avance de los minutos en el encuentro- para acabar siendo culminadas por Pepe Capitán de cabeza, con múltiples alternativas que a su vez demandaron las primeras intervenciones del incipiente festival de un crucial Molero. Las paradas del fernannuñense replicaban una y otra vez a las realizadas por su homólogo bajo palos en el Municipal. 

Entre esa patente igualdad, gran intensidad y cuantiosas interrupciones, de esta forma, se acabó consumiendo una primera parte marcada por el evidente acierto de las defensas sobre las delanteras, con múltiples ocasiones contabilizadas para cada bando pero el mismo escaso acierto de cara a puerta también compartido. Fue tan solo al filo del descanso, en la última jugada reglamentaria, en la que una triple acción rinconera acarició romper las tablas inaugurales, con hasta dos remates de Pepe Capitán y Soto que acabaron marchándose lejos del arco local sobre el resonar del pitido a vestuarios. La lesión de Moro justo antes del mismo, por otro lado, puso la nota negativa del envite.

Lance del choque entre el Montilla y el Rincón en el Municipal. José Antonio Aguilar

Alternancia de papeles

El receso no sentó del todo bien a la escuadra dirigida por José Ángel Garrido, que tras una primera acción de relativo peligro casi al inicio del acto, cedió terreno en el encuentro. El propio Rincón, algo más voluntarioso tras el tiempo de refresco, pronto dio un paso adelante liderado por un gran Toni Conejo, quien a su vez sacó partido de su excelente disparo para buscar el gol que rompiera la eliminatoria. Hasta en dos ocasiones el malagueño se encontró con vía libre para probar a Molero, aunque en ambas el resultado fue el mismo: una atajada providencial del cordobés para salvaguardar el empate. El vinícola se crecía, el Montilla sufría, pero el Municipal achuchaba sobremanera. 

El estímulo de la grada, en esos lances, ganaba protagonismo cuando las fuerzas comenzaban a flaquear, con un Montilla plagado de voluntad pese al lógico cansancio de tal cruda batalla y el avance de los minutos. Los ingresos desde el banquillo, de esta forma, sirvieron un soplo de aire fresco altamente necesario dadas las revoluciones del encuentro, dando entrada a un voluntarioso Manolete, a Carraña y a José Cruz para buscar los pocos espacios disponibles. Luque, otro de los recién ingresados -entró por Moro durante el último lance de la primera mitad-, puso prácticamente la única ocasión de peligro palpable contabilizada por la parte auriverde antes del cierre de los 90 minutos, como claro reflejo de una segunda mitad sin suerte, claridad, ni acierto para romper el 0-0 inicial. Todo quedó emplazado a la frenética prórroga, que traería cola. 

Los futbolistas del Montilla pugnan por un balón aéreo durante el encuentro ante el Rincón, en el Municipal. José Antonio Aguilar

Final de infarto, expulsión y penaltis

Sin espacio para los errores. Tras un brevísimo intercambio de premisas, algunos estiramientos y las consignas oportunas, arrancó la prórroga con los de José Ángel Garrido nuevamente en búsqueda de la ansiada victoria. Sin embargo, fue el Rincón el que protagonizó un arranque ligeramente superior hasta que le llegaron las fuerzas, con una acción clarísima desaprovechada Vergara incluida, mientras que el Montilla recogió el testigo para poner voluntad a la causa. La aciaga expulsión de Luque - roja directa-, por otro lado, embarró las intermitentes fases de juego que todavía quedaban por regalar en el Municipal, llevando el partido hasta cauces dramáticos, con la tanda de penaltis como jueza ejecutora inmisericorde. Allí, las tres dianas anotadas por los cordobeses, por las cinco rinconeras, decidieron la pugna y la agónica eliminatoria. No pudo ser, aunque se intentó hasta el último aliento.