En un Municipal lleno hasta la bandera, con la ambición tocando las nubes y a un único paso de marcar un nuevo hito en su historia se encuentra un club de la provincia. El Montilla, inmerso en toda una espiral de sensaciones, descuenta las horas para celebrar un choque sin precedentes frente al Rincón en la fase previa de la Copa del Rey (miércoles 20.30 horas), en el que la opción de labrarse un hueco entre los mejores resuena sobre una entidad vinícola con una clara intención en mente: seguir con el sueño copero. El feudo auriverde, que se vestirá de gala tras haber colgado el cartel de “sin entradas” -todavía restan algunas unidades-, albergará una cita que también contará el aliciente de tener en juego uno de los billetes para medirse a un Primera División en la siguiente fase del certamen, en la que los nombres de ilustres como el Atlético de Madrid, el Sevilla o la Real Sociedad, entre otros, comenzarán a entrelazarse con los de los vencedores de la fase previa para dar lugar al cuadro y primeros cruces del icónico torneo.
En esas y ante un premio de tal calibre, la escuadra tutelada por José Ángel Garrido pone el cronómetro en marcha con la ilusión como estandarte, situando el punto de mira en un CD Rincón de la Victoria al que ya sabe cómo es ganarle. Fue precisamente en la final de la última edición de la Copa de Andalucía en la que se produjo el antecedente más reciente de los enfrentamiento entre auriverdes y rojiblancos, con un duelo apasionante en tierras mijeñas que acabó saldándose con el triunfo cordobés (2-1), como colofón a una andadura sobresaliente en todos los sentidos. Ahora, no obstante, esa pugna se emplaza en un contexto igual de trascendental -o incluso más- al de la pasada, aunque con el fervor del fortín montillano como estímulo detrás de la pujante escuadra vinícola.
Será, por tanto, una reválida enmarcada directamente en la historia del conjunto montillano a lo largo de sus casi 50 años de vida, en los que tan solo durante la campaña 1990-1991 se logró alcanzar la clasificación a la Copa del Rey, llegando hasta la segunda ronda. La mera disputa de la fase previa, de esta forma, supone ya un verdadero hito para una escuadra cordobesa que después de más de tres décadas buscará afianzar sus registros con una ambición completamente renovada, cambio de protagonistas, otros escenarios, aunque con sus tradicionales señas totalmente intactas. Empieza lo bueno.
Un plantel listo para el reto
La crucial disputa ante el combinado benalbino, por otro lado, llegará también en un momento algo complejo para los pupilos de José Ángel Garrido en el circuito liguero, donde están firmando un arranque irregular pese a sus buenas sensaciones. Situados como décimos clasificados, el Montilla acumula cuatro puntos en su casillero tras un total de cinco envites hasta la fecha, en los que ha firmado una victoria, dos empates y una derrota. Un bagaje escaso dadas las prestaciones mostradas por el conjunto vinícola durante el pasado curso, en el que rozó la gesta del ascenso a Tercera RFEF, aunque significativo para una escuadra que sin duda conoce el camino del éxito en la División de Honor, una categoría a la que tiene tomada la medida a través de la experiencia. Será su buen juego y la búsqueda del acierto en los últimos metros, a fin de cuentas, los que pongan el aval para tratar de cosechar una machada histórica en Copa del Rey en toda regla, que de una forma u otra a su vez marcará el inicio de una nueva etapa para el fútbol montillano.
La plantilla auriverde, lista y concienciada para el reto, dispondrá de todo un arsenal de jugones encomendados a la causa. Los porteros Adri Espejo, Carlos Bujalance y Molero; los defensas Antonio Luque, Calzado, Carraña, José Manuel Cruz, Manolete, Castillo y Salvi; los mediocampistas José Andrés Luque, Ezequiel, Javi Ruiz, Juanito, Maleno, Morillo, Paco Pino, Ramón, Sosa y Soto; junto a los delanteros Juan Ignacio, Luque, Moro, Alcaide y Tate, serán los grandes protagonistas de una cita que se antoja histórica en todos los sentidos.
