Ya está aquí el baile. El Córdoba Futsal Patrimonio de la Humanidad aprieta las filas para abrir el fuego en una Primera División que desde este viernes inicia un curso repleto de interrogantes. Los blanquiverdes se cruzan el sábado (12.00 horas, LaLiga Sports) con el Jimbee Cartagena, uno de los candidatos a pelear por lo máximo en una categoría en plena reordenación de los rangos establecidos. Los clásicos de siempre siguen dominando, pero se han humanizado, y entre los equipos emergentes hay conatos de insurrección. En este pelotón de rebeldes se alinea el Córdoba, que no quiere pregonar unos desafíos descabellados pero alberga la íntima sensación de ser capaz de hacer algo sonado. Tras un campeonato pasado marcado por la pandemia del covid-19, con pabellones vacíos y un calendario demencial, la etiquetada como "la mejor liga del mundo" regresa con un vecino cordobés que aspira a echar raíces.

¿Qué nivel tiene la plantilla?

La accidentada pretemporada, salpicada por las lesiones y la incorporación en modo goteo de los brasileños, no ha permitido ver en toda su dimensión el potencial del Córdoba Futsal. Tampoco era el caso. Josan González se hartó de decir que la pretensión era llegar con el mejor tono competitivo al día 9. Las preguntas empezarán a resolverse sobre el parqué del pabellón cartagenero.

El Córdoba mantuvo el bloque del curso pasado, algo que no era sencillo porque hubo jugadores cuyo rendimiento les convertía en piezas apetecibles en el mercado. El goleador Alberto Saura, Pablo Del Moral o Caio César sellaron su continuidad en un proyecto que incorporó solamente tres fichajes, pero de impacto. Salieron tres jugadores locales históricos como Manu Leal, Koseky y Cordero para dejar hueco a Miguelín, Ismael López y Álex Viana.

El primero es una leyenda del fútbol sala español, que marcó época durante la última década en ElPozo Murcia y recala con 36 años en Vista Alegre con la idea de cerrar su ciclo siendo un jugador con peso. El valor de Miguelín trasciende a lo que pueda suceder en la pista. El prieguense Ismael, internacional en divisiones inferiores, regresó a casa -se formó en la cantera del club- a préstamo por ElPozo Murcia, mientras que el brasileño Viana recala en el vestuario blanquiverde avalado por tres temporadas en las que selló récords goleadores en la liga de Polonia con el Bielsko Biala. 

De la temporada pasada quedan los porteros Prieto y Cristian, y los jugadores Del Moral, Ricardo, Caio César, Jesulito, Jesús Rodríguez, Lucas Perin, Zequi, Saura y Shimizu. Sobre el papel, hay un salto de calidad.

¿Cómo volverá la afición de Vista Alegre?

Es una de las grandes dudas en el arranque. La campaña de abonados del club no ha funcionado como se esperaba y en el inicio de la Liga no llegan a 900 los abonados, cuando el objetivo declarado por los rectores del club era llegar a los 2.000. El fin de las restricciones y la posibilidad de acudir al Palacio de Deportes Vista Alegre abren una puerta a la esperanza en un arreón final, ya que en la pasada campaña los simpatizantes que adquirieron solo pudieron presenciar un número reducido de partidos.

El precio de los carnés, la desconexión que se ha dado entre el equipo y los seguidores después de muchos meses sin ver partidos de competición o la separación de caminos con el Córdoba CF son algunos de los aspectos que han influido en que, a día de hoy, el conjunto de fútbol sala albergue indisimulada inquietud sobre uno de sus mayores activos: los llenos de Vista Alegre y su capacidad generadora de energía para el equipo y de ingresos económicos para el club que preside José García Román.

¿Qué objetivo se marca el club?

En su tercer año en Primera División, la meta declarada por los protagonistas es la permanencia. Eso sí, con menos angustia que en el pasado. En la 19-20, la primera en la élite, equipo no rozó las posiciones de descenso pero atravesaba su peor momento justo antes de que la Liga se suspendiera por el coronavirus. Por aquel entonces, Maca fue despedido y llegó Josan González, que no pudo debutar. En la 20-21, soportando un campeonato durísimo -sin saber cuándo ni cómo iba a afrontar cada partido-, el Córdoba Futsal alternó actuaciones brillantes con alguna pifia al final que le llevó a una situación inesperada: se salvó ganando el último partido en Jaén. 

El reforzado Córdoba Futsal tratará de hacerse un sitio lejos de los puestos de peligro desde el principio para garantizar cuanto antes la continuidad. A partir de ahí, buscará un paso más. De puertas para afuera no se ha escuchado -salvo momentos de emoción de algún jugador en actos públicos- ningún plan más allá del asentamiento. Pero parece evidente que la construcción de la plantilla y el perfil de los jugadores invita al legítimo deseo de mirar un poco más lejos que la permanencia.

¿Mantiene el Córdoba Futsal su identidad?

El club logró el hito de llegar a una máxima categoría con una plantilla formada íntegramente por jugadores nacidos en Córdoba y su provincia. Ese sello se ha ido difuminando en los últimos tiempos. La entidad entendió que para escalar el nivel tenía que buscar fichajes foráneos, a la espera de conseguir el retorno de alguno de los cordobeses que militan en equipos de máxima categoría y que, según recalca el Córdoba Futsal, están lejos del alcance económico. El primer adversario liguero, el Jimbee Cartagena, cuenta con tres internacionales cordobeses: Bebe, Solano y Andresito. Los dos primeros jugaron el Mundial de Lituania con la selección española. Otros, como Carlos Barrón, Rafa López, Lolo Urbano, Boyis o Cecilio figuran en equipos que pelean por los títulos.

El Córdoba Futsal mantiene en su plantilla a dos de los héroes del ascenso en Mengíbar: el guardameta Cristian Ramos y el nuevo capitán, Jesús Rodríguez. A ellos se ha añadido el prieguense Ismael López, formado en las bases blanquiverdes y reclutado hace dos años por ElPozo, que lo ha cedido esta temporada.

¿Tiene Córdoba músculo para mantener un club en la élite?

El Córdoba Futsal Patrimonio de la Humanidad es el único club deportivo de la capital que milita en una máxima categoría de una competición profesional. Encara su tercer año en Primera División, lo que supone una maravillosa anomalía: lo habitual es que las incursiones de los equipos en las primeras ligas del país sean un hola y adiós. En la Primera División de fútbol, el Córdoba CF solo estuvo un año desde 1972; en la Liga ACB de baloncesto y en la Liga Asobal de balonmano nunca hubo un representante de la capital. Cuando el Córdoba Futsal llegó a la máxima categoría del fútbol sala, la última vez que pasó fugazmente un equipo de la capital había sucedido más de tres décadas antes.

El club blanquiverde cuenta con patrocinios principales del Ayuntamiento de Córdoba y del Cabildo Catedral, que completa con una brigada de firmas comerciales locales y los ingresos de abonados y taquillas, que en la temporada pasada se vieron drásticamente reducidos por la imposibilidad de acudir a los pabellones. En el respaldo social está la clave para el crecimiento, pues es el elemento seductor para los mecenas.